Publicado en Libros, Relatos

El árbol del ahorcado y otros relatos de la frontera (Dorothy M. Johnson)

Soy lector de relatos, lo confieso sin pudor. Para algunos es un genero menor, para otros, un nicho de autores que no tienen la calidad para escribir una novela de más de 150 páginas. Para mí, un delicioso entretenimiento, lleno de variedad y de inagotable imaginación. Además, tener un volumen de relatos de alta calidad es un hecho muy difícil. Hay que crear ambiente, personajes, tramas y acabar en un final fantastico con una agilidad tremenda. Su reducida extensión complica contar una historia y que esta sea atrayente y entretenida. Ese reto hace que me guste tanto disfrutar con este tipo de lectura. Es cierto que, en ocasiones, uno lee cosas muy malas, pero compensa el esfuerzo cuando cae en las manos un libro como el que traemos hoy.

Seguro que si son amantes del género cinematográfico del oeste, el más clásico, el nombre de Dorothy Johnson les sonará. La fama, fuera de su país, le llegó a través de las adaptaciones de algunos de sus relatos. El hombre que mató a Liberty Valance, Un hombre llamado caballo, o el relato principal de este libro, El árbol del ahorcado, son historia del género.

Y si reflexionamos un instante, es raro encontrar a una mujer escribiendo sobre vaqueros, indios, desiertos y muerte. Pero, Johnson era una mujer muy atípica. Tuvo una vida agitada, con muchos altibajos y siempre en el filo de la navaja, al igual que muchos de sus personajes. En un mundo de hombres, supo hacerse un hueco y dejar su impronta. Su forma de escribir encajaba perfectamente en los gustos de la época: mucho humor y sin florituras estilísticas. Supo crear historias intensas, con protagonistas duros. Y, a diferencia de otros autores, tuvo un gran respeto hacia los indios. Sin dulcificar nada, plasmó sus costumbres con gran deferencia.

El relato principal del libro tiene ese punto que lo hace diferente al resto. De una mayor extensión, nos encontramos con un relato muy rico sobre la vida tan dura de esa época. Algo que se ha mitificado a través del cine, Johnson nos lo devuelve áspero y real. Y, es por eso, por lo que nos gusta muchísimo más. En su día vi la película y no voy a quitarle nada de mérito. Pero el relato en el que se basa es mejor. No desmerecen el resto, pero si es cierto que se nota cierta diferencia.

Tenemos un Oeste más real, más duro. Incluso, llegamos a sentir sed por esos desiertos interminables. Pero, no tengo dudas de que es este Oeste el que quiero.

Autor:

Lector compulsivo, aprendiz de todo, curioso de la vida y niño grande.

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