Publicado en Libros, Novela

El curso de las cosas (Andrea Camilleri)

Todos los mitos tienen su comienzo. Un inicio que, en el caso de Andrea Camilleri, se retrasó demasiados años. La primera novela del gran autor italiano de las últimas décadas vio la luz cuando él ya sobrepasa la cincuentena. Una locura en un mundo en el que, superada la treintena, ya eres muy mayor y tu público se reduce muchísimo.
La vida del gran escritor fue de todo menos pausada y esto contribuyó  a dotar a su literatura de una mirada incisiva y muy crítica, pero nos privó de muchos años más de producción literaria. Algo que sus fans llevamos muy mal
Pero, aparte de tardío, no fue su comienzo fácil, ni mucho menos. Esta primera novela pasó desapercibida en su país. Quizá el poner bajo el foco a la Mafia no contribuyó a su difusión. Las raíces de una organización tan asentada en Italia son muy difíciles de extirpar.
Con El curso de las cosas Camilleri mostró al público las que iban a ser sus señas de identidad y no iba a ser un escritor complaciente con la situación de su país. Sus personajes, duros y ásperos, nos llevan de paseo por una tierra más dura aún que ellos. Situaciones que a ojos del espectador contemporáneo nos parecen insólitas, de la mano de Camilleri, son narradas con la naturalidad de quién la ha visto un día tras otro. Su pluma denuncia esa cotidianidad tan brutal y la contrapone a una Italia más moderna y próspera.
Y, como decía al principio, también esboza a un personaje que se hará eterno. No se llama Montalbano, pero su espíritu está presente en los diálogos y pensamientos de un protagonista que a los seguidores de sus novelas nos es muy familiar.
La fortuna,  tan esquiva al principio, recompensó a Camilleri con el favor del público y la crítica. A pesar se ese comienzo tibio, lo que vino después ya forma parte de la literatura europea.
Y para todos los que amamos el pequeño universo que creó en ese pequeño pueblo llamado Vigata, esta novela nos llena de emoción. Una sensación parecida a ser testigo del comienzo de un hecho histórico.

Autor:

Lector compulsivo, aprendiz de todo, curioso de la vida y niño grande.

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