Publicado en Ensayo, Libros

La tregua (Primo Levi)

Nueva parada por Italia y, por fin, he disfrutado muchísimo de la lectura. Aunque debo matizar mi disfrute,  tratándose de un libro que trata un tema tan horrible como fue los campos de exterminio nazis y la vida durante y después de aquel terrible suceso.
Tiene Primo Levi una escritura que consigue «disfrazar» la realidad de aquellos sucesos.
La tregua es la segunda parte de uno de sus libros más famosos, Si esto es un hombre. Y que, junto con Los hundidos y los salvados, forma parte de la Trilogía de Auschwitz.
En esta segunda parte,  Levi narra las desventuras que sufrió desde que lo liberaron del campo de exterminio hasta que, muchos meses después, consiguió regresar a Italia. Un dato escalofriante sobre lo que nos encontramos: de casi 500 personas que salieron de Italia con él hacia los campos sólo volvieron 3. Espeluznante.
Entonces, ¿cómo es posible disfrutar del libro? Pues sencillamente porque Primo Levi escribe como los ángeles. Su lectura es deliciosa y sueles perder el horizonte del horror que envuelve a su vida. Incluso hay anécdotas que te hace sonreír. Porque la capacidad de superación y el ingenio del ser humano por superar las dificultades es infinita. Y es gratificante ser testigo, aún con más de 80 años de diferencia, de la fortaleza de las personas ante la tiranía y la desgracia. De ahí las medias sonrisas.
Pero dos líneas más abajo volvemos a ser conscientes de la verdadera realidad que vivió. Aunque, repito, lo plasma tan bien que hay una mezcla de sensaciones contrapuestas conforme van pasando las páginas. Por un lado sientes el sufrimiento de todos las personas que intervienen y deseas que el libro termine muy rápido, y bien. Por otro, su lectura es un ejercicio bellísimo de cómo se escribe. En sus líneas no hay adornos superfluos, ni pasajes que adornen innecesariamente. Lo que hay es una descripción de la realidad atinada y exacta. No utiliza Levi el dramatismo gratuito, ni hacernos llorar porque si. Lo que usa es su immeso talento para poner en papel una situación tan límite.
Tengo muchas ganas de seguir leyendo al gran maestro italiano, estoy convencido de que seguiré disfrutando con su pluma.