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Una habitación propia (Virginia Woolf)

No deja de sorprenderme la claridad de ideas que manifiesta Virginia Woolf en este pequeño ensayo. Hace casi un siglo que lo escribió y sin embargo me siento absolutamente interpelada por su discurso. Woolf representa el espíritu feminista que muchas defendemos. Para ella, todas las peculiaridades que podemos encontrar en cuanto a la diferencia entre hombres y mujeres se deben al distinto modo en el que la sociedad nos trata. No somos más listas ni más tontas; no tenemos más capacidad artística ni menos; no somos seres de luz ni malvadas. Somos, en definitiva, radicalmente iguales a ellos.

El problema fundamental al que se enfrentaba la mujer de principios del siglo XX, según la autora, es que era pobre. Virginia estaba convencida de que si una mujer conseguía un sueldo suficiente para tener independencia y una habitación propia, podría desarrollar su talento. De ahí que toda su lucha se centrara en la independencia económica de la mujer.

Obviamente, la autora tiene razón. Es muy difícil desarrollar un talento cuando las circunstancias económicas no te lo permiten. Pero, leyéndola, está claro que la discriminación económica, con ser la más grave, no es la única que ejercía su influencia. Woolf nos muestra una sociedad en la que las mujeres no pueden entrar en las bibliotecas sin invitación, no estudian en la universidad, ni cuentan con ninguna de las opciones que existen para sus compañeros varones.

Leyendo este pequeño ensayo, una es consciente de lo mucho que hemos conseguido en las últimas décadas en la sociedad occidental y, sin embargo, todavía nos vemos de algún modo obligadas a seguir en la lucha. Son muchas las mujeres que no tienen todavía el sueldo suficiente para ser independientes y me gustaría saber cuántas de nosotras tiene una habitación propia para trabajar. Por alguna razón nos cuesta mucho más que a ellos montarnos un pequeño despacho en casa, por ejemplo.

Es preciso que sigamos leyendo a Virginia Woolf y continuemos reflexionando en lo importante que es no renunciar a determinadas cosas. Quizá pensemos que no pasa nada por no tener un sueldo que nos haga independientes o por no tener un rincón en casa donde encerrarse a escribir, a pintar o a pensar. Pero sí es importante. Igual de importante que para ellos. Tener espacio propio, tiempo propio, dinero propio es el único modo de asegurarte que te van a permitir ser tu misma.