Hace un tiempo os hablamos de una de las mejores novelas sobre el imperio romano. El águila en la nieve fue la novela que inspiró la famosa película Gladiator. Si os pasáis por la entrada comprobaréis el porqué esta gran novela dió paso a una de las películas más exitosas de las últimas décadas.
Hoy, sin embargo, os traigo una novela un tanto distinta. Ambientada en pleno auge del imperio, su protagonista es la antítesis del héroe. Su vida, sus costumbres, dista mucho de ese otro centurión que defendió hasta el final la forma de vida romana. El protagonista de hoy es un hombre sin suerte, bebedor y jugador y los pocos intentos que tiene para reconducir su vida terminan, siempre, con él malparado. Dos novelas, dos protagonistas, dos historias muy distintas. En lo que sí coinciden ambas novelas es en la maravillosa recreación de la sociedad. Y no estamos hablando de la vida en palacios o cuarteles, sino de la realidad que le tocó sufrir a millones de personas que habitaban Roma. A través de sus capítulos, aprendemos cómo era un día corriente de una persona corriente. Muy alejado de lo que vemos a través de la gran pantalla.
Podemos sentir esa atmósfera insalubre, las calles abarrotadas, llenas de maldad y, sobre todo, comprender lo dura que era la simple existencia. El simple hecho de tener un techo donde dormir no era algo que se diera por seguro a primera hora de la mañana, por ejemplo.
El estilo narrativo de Breem es muy árido. No hay espacio para los sentimientos. Sus páginas nos envuelven para desarrollar una historia compleja que, sin embargo, se va explicando de manera sencilla. Así que ya tenemos sus dos grandes virtudes: una recreación excepcional y un hilo conductor real que se mezcla de maravilla con las historias de los protagonistas.
Esta novela encantará a los aficionados a la historia, pues es una continua lección, atractiva y muy amena. Tal vez, para los que busquen acción y héroes, este no es su libro. Pero si queréis conocer a un escritor que ha influido en los grandes escritores de novela histórica contemporáneos no deberíais perderos esta maravilla.
El sitio de mi recreo 