
Es cierto que conforme vamos cumpliendo años (unos cuantos adornan mi DNI) esta época de Navidad nos parece más triste y gris. Pasada la euforia que ilumina los ojos de la infancia, estos días nos trae recuerdos de ausencias y añoranza de fiestas pasadas bajo el tamiz de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Cierto es todo eso, pero también es cierto mi pasión por un relato navideño del gran Charles Dickens. Repasando nuestro blog, creo que va camino de convertirse en uno de los escritores más reseñado. No es de extrañar.
Cuento de Navidad es un pequeño relato, con fondo espiritual y terrorífico, pero de un gran calado social. Su alcance e influencia sigue en máxima vigencia, no en vano cada Navidad nos trae nuevas interpretaciones y versiones del inmortal cuento. Sigue encandilando a los mayores y la historia de Mr. Scrooge y los tres fantasmas de las Navidades cautiva a nuevas generaciones, que de una forma u otra se acercan a sus páginas.
Para mí, en este día, es casi tradición leer, ver o escuchar algo que tenga relación con el avaro Scrooge. Casi me viene a la boca un ¡Paparruchas! cuando alguien me desea felices fiestas (una suerte que aún tenga control).
No contaré más de su historia; merece que el lector se deje llevar por las palabras de Dickens y sus fantasmas. No dejen de advertir los mensajes que el autor desliza sobre la pobreza, la desigualdad o la lucha de clases.
Os deseo felices fiestas, siempre con la compañía de un buen libro.