¡Por fin ha llegado el día! Para quienes nos sigan sabrán de mi devoción por las novelas de misterio.Y que esta afición nació de la mano del personaje de hoy.
Sherlock Holmes representa el perfecto protagonista descrito en los cánones de cualquier buena novela negra. Es inteligente, meticuloso, valiente, con método, es ayudado por un perfecto compañero que complementa sus cualidades y encima casi siempre se sale con la suya.
La novela que nos ocupa hoy es la tercera publicada por Conan Doyle. Supuso el «regreso a la vida» de Holmes después de una desaparición casi definitiva en su última aventura. Un hecho que nunca pudo completarse porque a pesar del hartazgo de Conan Doyle por su creación, la noticia de su muerte supuso una oleada sin precedentes de innumerables lectores que reclamaron al propio autor y su editor la vuelta de su personaje favorito.
La pequeña venganza del escritor fue esta entrega, donde el protagonismo recae en el Doctor Watson. A él le debemos el peso de la narración así como los pasos que dirigen la investigación hasta el desenlace. Además, Londres desaparece como escenario de la aventura y nos encontramos en medio de paramos ingleses muy alejados de los dominios urbanos del detective.
La historia gira en torno a una maldición familiar por la cual un monstruoso sabueso mata a los herederos que se internan más allá de sus dominios. Preocupado por el ultimo asesinato y queriendo proteger al nuevo propietario, un amigo de la familia recurre a los servicios de Holmes y Watson. Pronto nos veremos sumergidos en una trama de terror y misterio donde los hechos narrados nos lleva más y más cerca a la posibilidad de que exista de verdad un perro mostruoso que da caza a los Baskerville.
Sin duda, la mejor novela de Conan Doyle y Holmes. Un clásico que además cuenta con numerosas adaptaciónes al cine y la televisión. Una delicia de libro que seguro a quien se acerque a él por primera vez enganchará y se quedará con ganas de continuar descubriendo más aventuras de la pareja de detectives.