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Club de lectura abril 2023. Opción novela gráfica clásica

Mañana comienza la semana de votaciones para la lectura de abril. Tenéis hasta el viernes para darle a “me gusta” a esta entrada. El fin de semana será la votación en Twitter. Más info aquí.

Título: Contrato de Dios.

Autor: Will Eisner.

Año de publicación original: 1978.

Número de páginas: 536.

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Publicado en Libros, Novela

Arderás en la tormenta (John Verdon)

Hacía mucho tiempo que no leía a Verdon. Tanto que la última vez que leí una de sus novelas ni siquiera habíamos abierto este blog, por lo que esta es la primera vez que os hablo de lo mucho que me gusta este autor.

Casi no me acordaba de lo bien que me sienta pasar unas horas en compañía de Gurney. Entiendo perfectamente a este detective honesto y obsesionado con la verdad. Comparto cada una de sus decisiones, pero también cada una de sus dudas. Gurney es un personaje al que le he cogido mucho cariño a lo largo de los años y volver a pasar con él unas cuantas horas ha sido como recuperar a un viejo amigo.

No solo le entiendo. También le admiro, por su perspicacia, por su tesón y por su valentía. No le importa ser el único que ve las cosas de un modo distinto. No se deja llevar por lo que opinan los demás, ni por las pruebas que parecen demostrar sin dudas una mentira. Se obsesiona por entender todos los detalles, hasta los que no parecen importantes. Y gracias a todo ello descubre la verdad.

He pasado unas horas muy entretenida, acompañando a mi viejo amigo en un nuevo rompecabezas que no parecía fácil de solucionar. Y aunque el final me ha parecido un poco precipitado, quizá lo que me pasa es que nunca me parece que haya llegado el momento de cerrar una buena historia. Afortunadamente, en mi mesilla de noche todavía queda una novela de Gurney esperando. No tardaré en leerla.

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Diez días leyendo La sombra del eunuco

Ya llevamos media novela devorada y lo único que me consuela es que me he prometido a mí misma releerla más pronto que tarde. Voy leyendo impulsada por dos fuerzas contrarias. Una me conmina a continuar adelante, pues una parte de mí necesita saber más sobre el origen del protagonista, sobre ese secreto que el tío Mauri afirma que no desvelará, pero que todos esperamos que lo haga en algún momento, sobre la relación con Teresa, sobre la muerte de Bolós o incluso sobre cómo terminará la noche con Julia. Las historias se mezclan y van esparciendo incógnitas que necesito rellenar. <<Un capítulo más y apago>>. <<Una página solo y me pongo en marcha>>.

¿Y cuál es la otra fuerza que me impulsa en sentido contrario? La necesidad de paladear lo que estoy leyendo. La técnica de Cabré me impresiona. Los cambios de tiempo, de perspectiva e incluso de persona; los juegos de palabras, la ironía, los tropecientos nombres con los que va denominado a los personajes, porque todos encarnamos cientos de vidas en una sola vida. Necesito parar, releer, disfrutar del modo en que me ha contado cómo se siente. Si leo demasiado deprisa (impulsada por la fuerza que os comentaba en el párrafo anterior), me da la sensación de que me estoy perdiendo detalles importantes y, sobre todo, que no estoy disfrutando todo lo que podría disfrutar. Oro en polvo deslizándose entre los dedos de las manos.

Una sensación extraña, esta de luchar con las dos fuerzas. Pero no es la primera vez que me pasa. Recuerdo haber sentido exactamente lo mismo en el primer libro que leí de Cabré (tenéis la reseña de Yo confieso por aquí). Y exactamente igual que entonces, para sobrevivir avanzo en la lectura mientras me repito: <<tranquila, Mamen, volveremos. Más pronto que tarde vendrá una relectura>>. Qué ganas tengo de saberlo todo, de haber acabado ya la novela, para comenzar a leerla ya de nuevo, esta vez sin ansia, disfrutando de Cabré como se merece.

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La canción de Aquiles (Madeline Miller)

Hablemos de Aquiles, el gran héroe aqueo y protagonista de la Guerra de Troya. El más grande en un tiempo de dioses coléricos y hombres que los desafiaban continuamente. Estamos acostumbrados a acercarnos a su historia desde un punto de vista épico. La figura del héroe es la de un ser que está por encima del dolor que genera, que no siente ni padece más allá de su soberbia y que está acostumbrado a una vida terrenal efímera pero con la promesa de una fama eterna.

Sin embargo, en La canción de Aquiles nos encontramos con un adolescente, lleno de vida y de dudas. Y con Patroclo, su amigo primero y su amor después. Es curioso cómo la figura de Patroclo ha crecido mucho en las últimas décadas. Nunca pasó de ser un apéndice decorativo dentro de las páginas de La Iliada. Ha sido con el acercamiento de novelistas e historiadores cuando el amante del héroe ha crecido en protagonismo e importancia.

Como decía, en esta novela somos espectadores de una historia de amor que va creciendo capítulo a capítulo. Pero no os dejéis engañar con el titulo del libro. El verdadero protagonista de la historia es Patroclo. Su tragedia es el eje que va vertebrando la historia y sus sentimientos son mucho más importantes que los de Aquiles.

Aunque seamos conocedores del final de la historia (es difícil evitar un desenlace visto y leído en multitud de ocasiones), la habilidad de Madeline Miller nos atrapa capítulo a capítulo. El único pero que podemos poner a sus paginas es la desigualdad en el ritmo. Es lógico que las escenas de acción sean vibrantes y ágiles, pero hay demasiada diferencia con esos fragmentos de intimidad, cuando echo en falta un poquito de frescura en los diálogos.

Pero mi opinión no es relevante, pues el acuerdo generalizado es que estamos ante una novela fantástica. Y estoy de acuerdo, pues ese pero que pongo no desmerece una nota general muy alta.

Sin duda, una gran recomendación para los fanáticos del mundo clásico y la novela romántica.

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Las diez reglas de las novelas de misterio

Hace unas semanas Mamen me pidió que escuchara un fragmento de un podcast que ella suele seguir. Su autor es Antonio Fábregas y el podcast se titula El Racionalista Omnívoro. Si os gusta la lingüística y queréis informaros y formaros, ni lo dudéis, es el sitio ideal. Mi interés, el que pensó Mamen que podía serlo, se centró en la parte final de un capítulo, donde Fábregas habla sobre las 20 reglas para escribir una novela de misterio. Nos habla de la figura de S.S. Van Dine, escritor norteamericano que en 1928 publicó las 20 reglas que debían cumplir este tipo de novelas. Nos cuenta Fábregas de la existencia de otra lista con diez reglas, abanderadas por los británicos. Como él cuenta y explica muy bien la lista de Van Dine, quería acercaros la lista que nació en la edad dorada de las novelas de misterio, los felices años 20 y, deprimentes, años 30. Novelas que no describían asesinatos truculentos ni, tan siquiera, se recreaba en escenas sangrientas o llenas de violencia.

Este Decálogo, o mejor dicho, estos Diez Mandamientos (ahora veréis porqué) fue obra del clérigo católico Ronald A. Knox. Formaba parte del Detection club, que es la asociación donde se reúnen los escritores británicos de novelas policiales y de misterio. Como curiosidad, es la asociación más antigua de su genero y siguen reuniéndose hoy en día. Formaron parte de este club escritoras como Ágatha Christie, Margaret Cole o escritores como G.K. Chesterton o Anthony Berkeley. Todos ellos tenían en común haber creado un detective que aparecía repetidamente en sus relatos. El objetivo inicial del club era reunirse periódicamente para intercambiar ideas, ayudarse mutuamente y, si llegaba la ocasión, escribir conjuntamente alguna obra. La más famosa es El almirante flotante, donde los catorce miembros fundadores se enfrentaron a un reto apasionante: resolver un misterio, cada uno con su estilo e imaginación. Quién tenga curiosidad por saber quién lo resolvió mejor que no dude en acercarse a sus páginas. Pocas veces se juntan en un volumen catorce autoras y autores de esa calidad.

Este selecto club tenía un juramento para ingresar en sus filas:

“¿Prometes que tus detectives investigarán de verdad los crímenes presentados ante ellos usando el ingenio con el que te guste dotarlos y no confiando ni haciendo uso de la Divina Revelación, la intuición Femenina, las Supercherías, las Trampas, la Coincidencia o la Acción De Dios?”

Toda una declaración de intenciones.

No contento con ese juramento, Knox quiso darle su toque británico a la reglas que había escrito Van Dine y publicó su Decálogo para historias de detectives.

1. El criminal debe ser alguien mencionado en la parte inicial de la historia pero no debe ser alguien del que el lector conozca sus pensamientos.

2. Los agentes sobrenaturales o preternaturales están descartados por rutina.

3. No se permite más de una habitación secreta o pasadizo.

4. No puede usarse ningún veneno no descubierto hasta ahora, ni ningún dispositivo que necesite una larga explicación científica al final.

5. Ningún chino debe figurar en la historia.

6. Ningún accidente debe ayudar jamás al detective, no debe tener una intuición inexplicable que resulte ser cierta.

7. El detective no debe cometer el crimen.

8. El detective no debe tropezar con ninguna prueba que no sea mostrada instantáneamente para la inspección del lector.

9. El estúpido amigo del detective no debe ocultar ningún pensamiento que se le pase por la cabeza y su inteligencia debe estar ligeramente por debajo de la del lector medio.

10. Los hermanos gemelos y los dobles, en general, no deben aparecer a menos que hayamos sido preparados para ello.

Por supuesto, incluso algunos de los miembros del Detection club se saltaron a la torera algunas de las reglas. Para algunos de ellos no fue más que la loca ocurrencia del momento. Otros, sin embargo, defendían y defienden que el ingenio debe ser la única arma con el que cuente el detective. Sí que hay una característica que recoge a todos las escritoras y escritores del club: sus novelas transcurren en amables paisajes de la campiña inglesa, donde el buen tiempo y el buen humor general apenas es perturbado por la aparición del crimen. Es justo lo contrario a lo que sucedía al otro lado del Océano Atlantico, donde los autores nos sumergían en un ambiente oscuro y pesimista.

Quien se acerque al podcast de Antonio Fábregas descubrirá que las reglas detalladas por Knox están incluidas entre las que escribió Van Dine, pero ya se sabe que la rivalidad entre americanos y británicos no conoce fronteras, ni géneros.

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El honor de Roma (Simon Scarrow)

Sigue mi viaje por las fronteras del Imperio romano. Un viaje que comenzó hace dos décadas y que me ha llevado a esperar cada nueva entrega de la Serie Agila como un acontecimiento especial. La entrega que terminé ayer es la décimo octava y, parece mentira, tengo fresca en mi memoria la primera vez que leí los nombres de Cato y Macro. Estos dos personajes me han ido mostrando los rincones más escondidos de una manera fantástica, amena y llena de emoción.

Los libros de Simon Scarrow son una mezcla de recreación histórica e intriga. Ha conseguido encajar las aventuras de dos personajes ficticios en los acontecimientos más importantes que sucedieron durante unos años convulsos de Roma. Y lo ha hecho mostrando un profundo conocimiento sobre la historia y un estilo ameno.

En la novela de hoy no es una excepción. Volvemos a las islas Británicas, lugar que nunca estuvo pacificado para los invasores y marcado por el fuerte carácter de las tribus asentadas. Una situación que explotó unas décadas después pero que ya podemos atisbar en la novela. Como siempre, nuestros dos amigos se las apañan para encontrarse en medio de la tormenta y, a pesar de buscar el retiro y la tranquilidad que les ofrece la lejanía con Roma, no consiguen huir de su obligación y alto sentido de la moral.

Scarrow es un maestro para narrar la acción. A pesar de contarnos situaciones que ya hemos visto en entregas anteriores, como luchas desesperadas o traiciones, su dominio de la palabra hace que cada página sea única y nueva. En pocos párrafos somos capaces de sentirnos espectadores privilegiados y sufrir al lado de nuestros dos héroes. Porque si, Macro y Cato, me temo, están condenados a no encontrar la paz hasta que Scarrow considere que ha llegado el momento de abandonar el Imperio.

Pero espero que para eso falte aún mucho tiempo.

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Comenzamos la lectura de La sombra del eunuco

Hoy estrenamos mes en el calendario y en nuestro club de lectura esto significa que comenzamos una nueva lectura en común. Dejamos los relatos escalofriantes de Dahl para sumergirnos en una novela de nuestra historia reciente. Tengo muchas ganas de empezar con ella, pues la experiencia anterior con el autor (con su novela Yo confieso) fue maravillosa.

Como siempre, tenemos 21 días por delante de lectura compartida. Nos encontraréis en Twitter. Allí pondremos comentarios, preguntas y sensaciones que nos vaya dejando su lectura. Para encontrarnos, usaremos el hashtag #LaSombradelEunuco si escribimos fuera de la comunidad. Contamos con vosotros para enriquecer las aportaciones.

El club de lectura es un espacio abierto, por eso, si queréis participar únicamente deberéis escribir a la dirección de correo electrónico elsitiodemirecreozaragoza@gmail.com

Feliz marzo, feliz lectura.

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Relatos de lo inesperado (Roald Dahl)

Nos quedaba una cita importante con el maestro del relato. Un encuentro mensual con los amig@s del club de lectura El sitio de mi recreo que nos regaló dos horas para diseccionar la lectura de febrero.

No decepcionó el debate en torno a los dieciséis relatos que componen el volumen. La nota general fue muy alta, una de las más altas de todos los encuentros que hemos tenido hasta ahora. Para muchos ha sido el primer acercamiento al autor de clásicos infantiles como Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate. Y la verdad es que es imposible relacionar al autor de esos cuentos infantiles con el escritor que fue capaz de sorprender con argumentos y finales tan impresionantes.

Dahl fue un explorador de los peores sentimientos humanos. Su dura experiencia por los orfanatos de su niñez dejaron un poso amargo que explotó a la perfección. Esa clave autobiográfica se deja sentir en muchos de los relatos, dotándolos de una veracidad que los hace aún más escalofriantes. Contaba el propio escritor que él entendía la literatura como una manera cruda de enseñar a los demás la dureza de la vida. Los protagonistas de sus relatos son personas normales, imperfectos, que han ido cayendo en una espiral de degradación. Pero, en absoluto, podríamos decir que hay super villanos o situaciones de ciencia ficción. La vida cotidiana supera, en mucho, a la más febril de las imaginaciones.

Con estos antecedentes, el debate inevitable que se generó al hilo de la noticia de la reescritura de muchos de sus cuentos para que no fuesen ofensivos dio para mucho. En líneas generales, la opinión fue muy parecida, aunque los matices dieron color al debate. Me reservo el sentido de esas opiniones, por respeto a la opinión de cada miembro del club, pero sí quiero destacar la concordia y el respeto de cada uno de ellos. Una alegría.

Por supuesto, tuvimos tiempo para destacar relatos, personajes y comentar lo bien escritos que están. Incluso a aquellos que no parecían haber despertado un interés especial al principio, le dedicamos mucho tiempo de debate, diseccionando sus detalles. Y qué decir de esos finales tan abiertos. No es de extrañar la influencia en la cultura posterior que han tenido sus historias. Una delicia la elección de Roald Dahl y sus relatos y aún mejor tener un grupo tan bueno para disfrutar de su lectura.

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Cómo ganar el giro bebiendo sangre de buey (Ander Izagirre)

Podríamos considerar el libro de hoy como el complemento perfecto de Plomos en los bolsillos, el volumen dedicado al Tour de Francia. Y al igual que en aquel ahora también utiliza una frase de un ciclista para ilustrar la dureza del ciclismo.

Izagirre, que conoce perfectamente el ambiente de las carreras nos vuelve a regalar una crónica humana impresionante que recorre los más de cien años de historia del Giro de Italia. Un libro lleno de historias, anecdotas y reflexiones de una de las carreras más míticas del mundo. Y funciona muy bien el estilo desenfadado y ágil del autor. A pesar de su extensión se hace muy corto y nos deja con ganas de conocer aún más.

Desde 1909, año en el que se inició la locura de recorrer Italia en bicicleta, el ciclismo ha cambiado una barbaridad. Hoy nos parece una locura, pero en sus comienzos era normal que los pobres atletas estuvieran más de quince horas encima de unas máquinas aracaicas, que pesaban una barabaridad. Y las trampas, que hoy en día serian impensables ni tan siquiera imaginarlas, eran moneda común día tras día.

Y esto, y mucho más, encontramos en las páginas de Izagirre. Como por ejemplo, el retrato sin filtros del tema que ha acompañado a este deporte desde sus inicios: el dopaje. No se esconde el autor y nos muestra su cara ingrata, con especial atención en los últimos años, los que han hecho tanto daño a la credibilidad de loa campeones.

En definitiva, un libro para disfrutar, para ponerse nostálgico recordando la juventud y, sobre todo, para valorar en toda su grandeza uno de los deportes más épicos.

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Castellano (Lorenzo Silva)

Tenía mis simpatías Lorenzo Silva por todas las novelas del Guardia Civil Vila. Han sido muchas horas de felicidad y cada nueva entrega es recibida con una pequeña fiesta. Ahora también las tiene por algo que se percibe a través de sus personajes literarios: su sensatez.

Castellano es un ensayo que mezcla la vida y sentimientos de Silva con los hechos históricos que sucedieron en Castilla durante el levantamiento de Los Comuneros.

La parte histórica es una delicia narrativa y muy bien documentada, donde podemos encontrar la crónica de un hecho fundamental para entender el devenir de Castilla. Reino orgulloso de sus raíces y tradiciones sus habitantes se rebelaron contra quienes les intentaron despojar de las señas de identidad que los había representado durante siglos. Un territorio que aunó a las diferentes culturas para extraer de todas ellas lo mejor.

Sin duda, la parte biografíca del libro, con reflexiones del autor es lo mejor del mismo. Su historia y sentimientos y cómo fue cambiando su percepción de pertenecía a medida que recorría y amaba diferentes lugares de nuestro país, es el gran descubrimiento de Castellano. En un tiempo de nacionalismos trasnochados, construidos a través de la manipulación histórica, es reconfortante conocer otras sensibilidades nacidas de un análisis crítico de nuestro pasado.

Un pasado imperfecto, plagado de errores y protagonistas sin escrúpulos, pero que han conformado un presente plural y del que deberíamos estar un poco orgullosos. Y lo digo yo, que siempre me he declarado apátrida.

Pero Silva ha conseguido que comprenda que sentirse orgulloso de sus orígenes ,e historia, no tiene nada que ver con enarbolar banderas. Tiene que ver con emocionarse, con vivir orgulloso de una realidad construida con trabajo y honradez.