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Librerías Re-Read (Zaragoza)

Qué dulce es la sensación que se siente cuando uno se reencuentra con ese libro que hace años tanto le gustó. Cogerlo suavemente recordando sus líneas, ojear la portada que tantas veces vimos.
Si además, es un libro que se perdió, la felicidad es completa. O simplemente coger una edición de un autor del que hemos oído hablar pero que nunca hemos tenido la oportunidad de leer. Caer en la tentación es fácil, y en materia de libros nos gusta pecar.

Nos solemos regalar periódicamente una visita a la librería Re-Read. Cuando entramos sabemos que es muy difícil que no salgamos con algún libro en la mochila. Nunca sabemos qué podremos encontrar, pero disfrutamos mucho de la búsqueda.

Ayer fue uno de eso días. Una tarde de tormenta, impropia de finales de julio. Y casi en el comienzo de nuestro paseo, un cartel en negro, pequeño, con una frase sobre la lectura: una invitación a viajar a través de los libros.

Entrar en Re-Read es comenzar un viaje a nuestro pasado. El olor a papel es más intenso quizá que en otras librerías, fruto de la larga vida que llevan ya los ejemplares de sus estanterías. Las secciones están perfectamente descritas y el fondo de libros es extenso y muy variado.

Y como casi siempre que entramos, dos libros nos hechizaron en esta ocasión. Dos pequeñas joyas que estamos deseando comenzar a leer. Dos libros, cuatro euros. Soñar es gratis. Disfrutar de la lectura también lo es prácticamente.

Zaragoza tiene la suerte de contar con dos librerías Re-Read. Una en Fernando el Católico. La otra en la calle Coso. Un proyecto fantástico con el que ayudamos a reducir las talas indiscriminadas de árboles, damos nuevas oportunidades a libros que aún tienen por delante muchas horas de felicidad y es una manera fantástica de racionalizar nuestra sociedad de consumo.

Ahí dejamos la apuesta. ¿Alguien puede ofrecer más?

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Librería Elkar (San Sebastián)

Fin de semana lúdico, de relax. Y hemos elegido la ciudad de San Sebastián para recargar las pilas y afrontar la recta final antes de las vacaciones.

Un lugar precioso, de playas urbanas maravillosas y un casco antiguo para deleitarse con las mejores tapas. Y en medio de ese casco, una librería. Mejor dicho, una gran librería, por tamaño y selección: Elkar.

Nos quedamos sorprendidos por la ubicación elegida. No esperabamos encontrar este espacio de cultura dentro de una ruta más propia de la gastronomía. Superada la sorpresa, no hizo falta más que un gesto de complicidad para traspasar sus puertas y adentrarnos con la boca abierta, mascarilla puesta, en una librería donde el cuidado y el mimo por los libros destaca nada más entrar. Un local distribuido en dos plantas, acogedor y cálido. Después de unas pequeñas vueltas admirando su fondo de libros caímos en la tentación y nos hicimos con dos ejemplares que próximamente aparecerán aquí. Dos libros que escogimos de la sección de bolsillo. Pero al contrario de lo visto en otras librerías, aquí tienen un espacio digno. Una ubicación central y protagonista que demuestra una cosa : una librería no es sólo un lugar lleno de libros, también es un lugar donde cuidarlos.

Queremos agradecer la simpatía con la que nos atendieron. Nos animaron a tomar todas las fotos que quisiéramos. Una delicia de experiencia.

Repito, no es sólo un lugar de libros, es un lugar de encuentro para personas que disfrutamos con ellos.

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Librería La General (Ainsa)

Esta Semana Santa aprovechamos el desconfinamiento perimetral de Zaragoza y subimos al Pirineo. Al llegar a Ainsa nos topamos con esta pequeña librería llamada La General y no pudimos evitar entrar a echar un vistazo.

Los más atentos ya habréis visto en una de las fotos la sorpresa con la que me encontré en el interior. Mi segundo apellido no es demasiado frecuente y, aunque no me consta que mi familia proceda de Ainsa, me hizo ilusión que un Chéliz fuera el fundador de este establecimiento.

Aunque, si os soy sincera, os diré que no me hacía falta este guiño de la casualidad para sentirme como en casa. Esta libreria tiene el encanto de los pequeños santuarios de libros. Destaco especialmente su buena selección de novelas gráficas. Sin duda es un lugar al que no dejaré de volver.

Ojalá encontremos siempre pequeñas librerías supervivientes allá donde vayamos. Porque para oxigenarnos, nada mejor que un libro como complemento de la naturaleza.