
El año pasado recuperé a esta autora de mi juventud, tal y como ya os conté en una entrada anterior, y me prometí a mí misma volver a leerla. De ahí que estuviera en mi lista de deseos de esta Navidad.
Tengo que reconocer que Violeta no es una de las novelas de la autora que más me haya gustado. Le doy un 3,5 sobre 5, que es buena nota pero sin llegar al nivel de otras muchas novelas que nos ha dado Isabel Allende. Se trata de la vida de una anciana centenaria que cuenta sus memorias en una larga carta. Nacida durante la pandemia de 1920, la muerte le vendrá a buscar, casualmente, en el transcurso de la pandemia del s.XXI, en 2020.
10 décadas dan para muchos recuerdos, por lo que leer Violeta supone sentarnos a los pies de su cama y escuchar todo lo que esta anciana desea contar. Como siempre ocurre en las novelas de Allende, la novela está llena de mujeres fuertes que no se conforman con el destino que les ha tocado vivir y llevan con decisión las riendas de su vida.
A diferencia de otras ocasiones, sin embargo, esta vez me costó mucho empatizar con la protagonista y una gran parte de su relato me interesaba poco. Es cierto que tiene momentos memorables,en los que ha despertado en mí emociones muy vividas, pero la verdad es que en general mi interés tenía muchos altibajos y la historia no ha acabado de seducirme. En el fondo creo que lo que ocurre es que la protagonista no acaba de caerme bien y su vida no termina de interesarme del todo.
Os animo, sin embargo, a que le deis una oportunidad. Quizá Violeta os caiga mejor que a mí y la disfrutéis más que yo. Desde luego, está muy bien escrita, tiene personajes adorables y, como siempre, está muy bien contextualizada históricamente. Ya me contaréis.