
No se me ocurre mejor modo de despedir el año que hablando de neurociencia, filosofiía y los encuentros de nuestro club de lectura. Este mes de diciembre hemos estado leyendo el ensayo de Damasio. Un libro que se hace algo árido para los que no son del gremio, pero que nos dio muchísimo juego el día de la reunión. Pero antes de empezar a hablar de nuestro encuentro, dejad que os.enlace por aquí las dos entradas anteriores en las que os hablaba de este ensayo para no repetirme
https://elsitiodemirecreozaragoza.wordpress.com/2022/12/25/un-mes-leyendo-en-busca-de-spinoza/
El primer tema que tratamos y que nos mantuvo entretenidos mucho más tiempo del que yo esperaba fue nada más y nada menos que el libre albedrío. Después de leer un libro como este, en el que lo más íntimo que tenemos, nuestras emociones y sentimientos, se explican a través de circuitos neurológicos y reacciones bioquímicas, a una le queda la sensación de que si fuéramos capaces de sistematizar todas las variables que influyen en nuestra conducta, la supuesta libertad individual se nos desharía entre los dedos. De hecho, ¿no es esa la consecuencia inevitable de renunciar al dualismo? Como os decía, este tema dio muchísimo juego. No solo sobre la postura que cada uno tenía al respecto, sino también sobre las posibles consecuencias que podría tener a nivel tanto individual (adiós a la culpa que nos atenaza a algunos) como social. Me quedo con la reflexión de uno de los componentes del grupo: quizá el libre albedrío no exista, pero más vale que vivamos como si sí existiera.
Hubo más temas, pero ninguno tan potente con el que os he presentado. Hablamos del epitafio de Descartes, que parece ser una frase de Ovidio, y que aconseja no exponerse demasiado a la sociedad, ser cauto con lo que cuentas y sobre todo a quién; hablamos también del conatus, esa fuerza de la que habla Spinoza que nos lleva a buscar el placer y evitar el dolor, y reflexionamos sobre.todos aquellos casos en los que hacemos precisamente lo contrario, permaneciendo en relaciones tóxicas o regodeándonos en la tristeza; discutimos sobre si la ira es una emoción desadaptativa y llegamos hasta la teoría de la autodomesticación como el origen de nuestra especie.
Dos horas que se me pasaron en un suspiro, como siempre, y que me confirman lo que ya sabia: lo enormemente feliz que me hace pertenecer a este grupo que año a año se va convirtiendo en una pequeña familia. Larga vida al club de lectura y feliz año a todos.
