Publicado en Club de lectura #elsitiodemirecreo

Un mes leyendo En busca de Spinoza

Hoy, aprovechando la calma de la mañana de Navidad, he terminado de leer el libro de Antonio Damasio En busca de Spinoza. Como ya os dije en una entrada anterior, cuando lo elegimos como lectura del club, me esperaba que fuera un libro menos técnico. No sé lo que habrán pensado mis compañeros y espero con impaciencia nuestro encuentro de la semana que viene para saberlo. Las tres cuartas partes del libro son para personas interesadas en la neurociencia, yo creo. No es hasta la última cuarta parte que uno acaba de entender a dónde quería llegar Damasio. Justo cuando deja la descripción de los procesos neurobiológicos y se dedica a exponer las preguntas fundamentales

Después de haber llegado hasta el final del ensayo, me atrevería a decir que este libro habla sobre la búsqueda de la felicidad. Y las respuestas que ofrece me resultan muy sugerentes. Veámoslas, aunque sea por encima:

Creo que lo primero que se pone encima de la mesa es que a la felicidad se llega a través de la satisfacción de los apetitos, sintiendo placer y evitando el dolor y el sufrimiento. Esto es una verdad bastante obvia, pero no deja de tener sus aristas. El problema fundamental es que no siempre tenemos los medios necesarios para satisfacer los apetitos o para evitar el dolor. ¿Cómo hacemos, entonces? Pues, por lo que parece, el conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro y nuestra mente puede ayudar. Y es que, como nos explica de forma concienzuda el autor, la busqueda de la satisfacción se hace a través del cuerpo, pero implica siempre una reinterpretación de lo que está pasando. Esto es: nuestro cerebro no se limita a recoger las señales que le llegan de los distintos sensores corporales, sino que las traduce. Nuestra mente recibe la información (más o menos real, más o menos falaz), pero también influye en la propia sensación corporal. Es un camino de ida y vuelta.

De alguna manera, Spinoza intuyó este poder de nuestra mente y propuso un camino para conseguir la felicidad cuando no se puede evitar el dolor: hacernos más tolerantes al sufrimiento. Efectivamente, su primer ingrediente para la felicidad es hacernos tolerantes con cierta frustración, cierta insatisfacción y cierto sufrimiento. Es muy improbable que podamos atender a todas nuestras necesidades y que podamos evitar todo dolor, por lo que cuanto antes nos vacunemos contra la necesidad de perfección, más viable será que seamos felices.

El segundo ingrediente que propone Spinoza es la paz interior: hacer aquello que uno cree que debe hacer. Todo el mundo sabe que no hay nada mejor para un sueño reparador que dormir con la conciencia tranquila. Y el tercer ingrediente es la búsqueda sistemática y consciente de la alegria. A mucha gente la acumulacion de posesiones y la vida social intensa le proporcionan esta alegría. A otros como Spinoza o como a mí misma la alegría nos viene más fácilmente por otras vías, como el conocimiento, el arte o la naturaleza. Damasio se siente incómodo con el carácter de Spinoza, demasiado ascético para él. Sin embargo, yo creo que eso es lo de menos. Lo fundamental es que uno se conozca a si mismo y, en vez de juzgarse o tratar de cambiar, se dirija a obtener aquellos contextos.que le proporcionan alegría, sean estos los que sean.

El libro habla de muchas otras cosas que no me caben aquí, pero que seguro que saldrán en el encuentro, como la necesidad de la religión, el sentido de la vida o la relación entre nuestra mente consciente, nuestro sentido del yo y nuestros sentimientos. Dentro de unos dias volveré por aquí para contaros lo que no supe ver en el ensayo de Damasio y me lo mostraron mis compañeros.