
El ensayo del que os quiero hablar hoy no es un libro al uso. Trata un tema muy sensible (la existencia de Dios) y lo hace con una libertad que pocos se atreverían a reproducir. Porque lo habitual es que este asunto se considere un tema tabú del que no es fácil hablar abiertamente por no herir sensibilidades. Todos tenemos a fuego marcada en nuestra conciencia la importancia de ser respetuosos con las creencias religiosas de los otros. Por muy irracional que te parezca, no resulta fácil hablar con la libertad de Dawkins sobre este tema. Ojalá nos hubieran transmitido con tanta fuerza el respeto a los demás en muchas otras áreas de su vida (la ideología, la condición sexual, la forma de ver el mundo, las costumbres, la lengua y tantos otros aspectos importantes en la vida de una persona que siendo mucho menos irracionales no son, sin embargo, respetados con esta intensidad).
El libro de Dawkins habla de la religión desde distintos puntos de vista. Comienza tratando la existencia de Dios como si se tratará de un asunto científico, analizando las posibles pruebas de su existencia y los datos que avalan negarla. A ninguno de los lectores de este blog le extrañará que la conclusión de estos capítulos sea demoledora. No en vano para creer en Dios ya se sabe que no basta la razón. Es, claro está, una cuestión de fe. Por muy improbable que sea la idea de un padre todopoderoso, si Dawkins pensara que así iba a convencer a algún creyente estaría muy equivocado.
No creo que este fuera su objetivo, en cualquier caso. Este libro no creo que quiera convencer a nadie de nada. Lo que pretende, más bien, es hablar de este tema con la libertad con la que tratamos el resto de asuntos. Y es lo que hace. Con él reflexionaremos sobre los motivos por los que la idea de Dios tiene tanto éxito, desde un punto de vista general (como especie) y particular (como individuo). Se hablará tanto de nuestro cerebro de sapiens, preparado para creer en un Dios padre, como de nuestra historia de vida, en la que los padres suelen transmitir sus creencias religiosas a los hijos desde la más tierna infancia.
Además, consideraremos qué pasaría si el mundo renunciara a la idea de Dios. ¿Está la moralidad necesariamente ligada a la religión? O, por el contrario, ¿cuántos fanatismos, cuánto sufrimiento evitaríamos renunciando a ella?
Un libro que podría ser para todos los públicos, creyentes o no, porque es muy sano poder reflexionar sobre algo tan importante como la existencia de Dios, pero que quizá incomode a muchos posibles lectores.