Publicado en Libros, Novela

Yo, el jurado (Mickey Spillane)


Visto con el filtro de la distancia, no parece el león tan fiero como lo pintaban. Pero estamos hablando de una novela con casi 80 años a sus espaldas y escandalizar lo consiguen ya muy pocas cosas. Las novelas de Mickey Spillane siempre han sido tildadas de violentas, machistas y bastante fascistas. Pero el tiempo ha suavizado todos estos ingredientes, más si lo comparamos con lo que hoy nos entra a través de cualquier medio de entretenimiento.
El detective Mike Hammer debutó en 1946 con esta novela. Una historia repleta de clichés de un género que estaba dando el salto de los relatos y comics al formato libro. Spillane fue uno de esos autores que elevaron la novela negra a las cotas que alcanzaría en los años 50 y 60. Autor rudo en sus diálogos, con pocas concesiones hacia las descripciones o la psicología de los personajes, su fama se cimentó plasmando el ambiente justiciero que imperaba la sociedad americana de la posguerra.
El protagonista tuvo un impacto fortísimo en la cultura de la época, llegándose a rodar películas, series se televisión y cómics. Todo formato valía para un detective privado que impartía justicia sin necesidad de quitarse el sobrero de ala.
En Yo, el jurado, presenta las señas de identidad que lo acompañarán durante toda la vida editorial. Y, aquí viene su gran virtud, sin ser novelas de gran calidad literaria, su éxito fue inmediato. No sólo hablamos de EEUU. También su fama llegó a muchos rincones del planeta. La razón estaba clara: la falta de confianza en las autoridades y la impunidad que muchos criminales tenian (fue la época dorada de los abogados) impulsaba los más bajos instintos de sus lectores. ¡Cuánto justiciero trasnochado hay por el mundo!
Pero volviendo a la novela, quien se acerque a sus páginas encontrarán acción, algo de misterio, malvados de libro y un final que intenta jugar al despiste durante todo el libro.
Como siempre digo, no juzguen severamente. La sociedad, afortunadamente ha cambiado mucho. Y nuestro sentido crítico también ha mejorado.