
Acabo de terminar la primera novela de la serie protagonizada por el detective privado Héctor Belascoarán Shayne, que, en su momento fue candidata en nuestro club de lectura. Una recomendación de uno de sus miembros al conocer mi afición a la novela negra.
No había leído nunca nada de su autor, Paco Ignacio Taibo II, algo que no habla muy bien de mi, pues el camino literato de Taibo es impresionante. Su importancia en la literatura americana es máxima, llegando a ser considerado el precursor de la novela negra en su país. Y con relación al detective, lleva ya nueve entregas, una serie de televisión y seguro que me dejo algo en el tintero.
Y no es de extrañar, pues este curioso protagonista tiene una biografía de lo más pintoresca, llegando al culmen de sacarse la licencia de detective por correspondencia. Y hay más aspectos que hacen de él un candidato al club de selectos, y excéntricos, detectives de la historia, pero descubrirlos lo dejaré para quiénes se acerquen a sus novelas.
En esta primera entrega, la trama es un tanto irregular, pues en el intento de presentar a nuestro protagonista, Taibo pierde ritmo y el foco. Hay demasiados aspectos que no aportan nada a la historia, cambios de época, pensamientos deslabazados y diálogos sin contexto aparente. Sin embargo, poco a poco, la novela va adquiriendo un propósito, se establece una disputa real entre los dos antagonistas y la prosa del escritor consigue un realismo en todas las escenas que consigue, en muchas ocasiones, ponernos los pelos de punta.
Con un final muy seco, toda la novela tiene ese ambiente, nos deja en todo alto a Belascoarán, como diciéndonos que lo mejor está por llegar. Y yo, no me lo voy a perder. Seguro que dentro de poco os estoy hablando de otra entrega.