Publicado en Libros, Relatos

Partes de guerra (Ignacio Martínez de Pisón -ed-)

Es un libro muy duro de leer. Pero es necesario conocer la realidad. Una guerra civil es una lacra. Y en los momentos sociales que estamos viviendo, es más necesario que nunca ser conscientes del horror que se vivió durante tres años.
Esta recopilación, por un lado nos muestra la dureza de una guerra. No hay heroismo en sus páginas. No hay espacio para batallas con nobles duelos entre campeones. Ni tan siquiera para defender el honor marchito, por malusado, del concepto patria. En absoluto. Lo que hay es miseria.
Pero hay un lado aún más oscuro. Sus relatos nos dejan un país lleno de odio, venganza y traición.
Casi al final del último relato, unas páginas que son imposibles de leer sin que el estómago se encoja, el protagonista reprende a un joven de 16 años. ¿La razón?: el joven argumenta que hizo lo que hizo porque este país y sus gentes son así, violentos. -Porque si no mato yo, me mataran a mí-. El protagonista, con un tono triste de resignación le contesta que esa frase esconde siglos de arbitrariedades y muerte. Que decir que uno no hace más que aquello que ve, no es más que echar balones fuera e intentar limpiar la conciencia en el anonimato de la multitud.
Con la selección que Martinez de Pisón realiza sobre relatos de la guerra civil, se  nos muestra un país roto, sin ninguna intención de vivir en armonía. Lo que nos queda al final de sus páginas no es sino la certeza de que el odio se instaló en la sociedad. Y que sigue creciendo hoy en día, por desgracia.
Hay otra cosa que queda muy clara en cada capítulo. Algo que sobrevuela párrafos y diálogos: muy pocos lucharon por defender sus ideas. Algunos hubo, desde luego. Personas que dieron su vida por defender la democracia. Pero el pueblo luchó porque no les quedó más remedio. Matar o morir. La mayoría aspiraba a sobrevivir y volver a una vida arrancada de cuajo. Cuando pensamos en todos los que debieron huir, la generación que se perdió y las familias que se dispersaron y fueron masacradas, no puedo disimular mi asco hacia quienes proclaman el honor de una guerra y la defensa de unos ideales a través de la sangre.
De algo nos deberia servir recopilaciones como las atesoradas en este volumen. Deberíamos ser capaces de reflexionar sobre la necesidad de negociar, de buscar espacios de diálogo y ,por encima de todo, de respetar la vida humana. Ninguna idea política vale la muerte de una persona.
Pero como alguien dijo una vez: el ser humano no aprende de sus errores. Y es testigo de esa maldición la historia, pues  comprobamos que es cíclica.
Libros como este son necesarios, historias como las narradas pueden ayudar a cimentar un espíritu crítico, donde la vida prevalezca, donde podamos construir una sociedad desde el respeto, no desde la guerra y la sangre.
Disculpad que hoy no hablara mucho del libro. Solo diré una última cosa sobre él: leedlo. Leedlo para que jamás se vuelva a repetir.

Espero que lo consigamos.