Publicado en Ensayo, Libros

La especie elegida (Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez)

Estos días he releído este clásico de la divulgación científica y he podido comprobar dos cosas. La primera es que, a pesar de que en estos casi 25 años que han pasado conocemos mejor algunas cosas, el texto ha envejecido bastante bien y hay apartados enteros que se pueden aceptar sin peros. La segunda es lo mucho que ha cambiado la divulgacion científica en un cuarto de siglo.

Efectivamente, este ensayo tiene un tono técnico que no encontramos en los que llenan hoy las estanterías de las novedades en las librerías. Hay capítulos en los que, para seguir el hilo, es casi obligatorio acompañar la lectura con papel y boli. No sé hasta qué punto era necesario ser tan técnico para conseguir divulgar los resultados de una investigación, pero lo que sí reconozco es que esta forma de divulgar de hace un cuarto de siglo nos trataba como adultos al ofrecernos algunos datos casi sin masticar. Este descubrimiento me provoca una sonrisa. Creo que simboliza muy bien el cambio que ha vivido la sociedad en general. De algún modo, estamos más infantilizados. Nos hemos acostumbrado a que nos quiten la información más ardua, como el que quita las pepitas de las uvas de nochevieja.

Por si estáis pensando en darle una oportunidad a este ensayo, os recomiendo el primer capítulo que ofrece una explicación clara y seria de lo que es y lo que no es la teoría de la evolución de las especies. Creo que es un capítulo que se puede seguir usando como una buena introducción a este tema.

Pero son muchos los apartados en los que se disfruta con divulgación con mayúsculas. Este pequeño libro muestra muy bien el trabajo de campo que está detrás de muchas de las afirmaciones que hacemos sobre nuestra especie. Aprendemos a ver nuestras características en relación con las de otras especies más o menos relacionadas con nosotros: la monogamia, el bipedalismo, la inteligencia, el lenguaje…

Sobre este último asunto, y con esto acabo esta reseña, hay algo que tengo que decir como lingüista. Me temo que los autores se centran demasiado en la naturaleza del lenguaje como sistema de comunicación y olvidan que nuestra capacidad lingüística es también (y sobre todo) un sistema de representación de pensamiento. Los 25 años que nos separan de estas líneas han sido fundamentales para una disciplina, la biolingüística, que trata de resolver el misterio del origen del lenguaje desde una perspectiva completamente diferente. Pero esa es otra historia de la que quizá hablemos otro día reseñando otro ensayo.