
La presentamos como la opción de clásico para septiembre, pero como no fue elegida, me decidí a leerla esta semana. Una novela cortita, de menos de 200 páginas, que había recibido todos los parabienes de la crítica. Incluso la comparaban con mi autor favorito, S. Zweig.
Se trata de una novela muy especial, de eso no hay ninguna duda. Muy bien escrita, con periodos muy largos pero bien llevados. El ritmo es lento, con grandes disgresiones sobre los más mínimos detalles y minuciosas descripciones de cada uno de los escenarios que va relatando. Y, sin embargo, no se hace aburrida. El secreto está en que Márai consigue mantener la tensión toda la narración. Le seguimos gustosos por las descripciones y las reflexiones porque al final nos esperan respuestas. El misterio, que planea toda la novela, nos mantiene atados a sus palabras.
Y en este viaje hasta desvelar qué pasó hace más de 40 años, el autor nos permite transitar temas universales que nos atañen a todos: el amor, la amistad, la gratitud, la fortuna, el placer; pero también la traición, la envidia, el rencor, la soledad, la vejez y la muerte. Las páginas de esta novela nos permiten reconocer todos los matices que ofrece la vida: desde la entrega desinteresada hasta la más vil de las respuestas.
Una novela bien escrita, que transita por temas universales al tiempo que nos permite mantener la tensión hasta el final y, sin embargo, no puedo decir que la haya disfrutado del todo. La razón está en el punto de vista. Toda la narración se presenta desde la perspectiva de un anciano que revisita su vida desde la decepción y el desencanto. El resto de personajes prácticamente no tienen voz propia y ese ha sido el motivo por el que no he conseguido una comunión completa con el autor. No conseguía identificarme con él. Quizá me distanció su forma de hablar de las mujeres (para él solo los hombres pueden entender en qué consiste la verdadera amistad, pura y desinteresada… os hacéis una idea de cómo nos ve a nosotras), o puede que fuera su experiencia vital, su clase social, su edad… sea por lo que fuere, entiendo lo que me cuenta, pero no lo puedo sentir como él y esa distancia ha hecho que no sea una de mis mejores experiencias lectoras.
Os animo a que le deis una oportunidad, si no lo habéis leído, y que dejéis en comentarios qué habéis sentido vosotros al leerla.