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Librería El Estudiet (Benasque)

Ha sido un fin de semana muy especial, del que ayer Mamen os regaló un primer capítulo. En concreto a lo vivido el sábado. Pero todo comenzaba el viernes por la tarde, en un espacio que se ha convertido en referente de cultura en la zona.
Ese día llegábamos a Benasque, con el tiempo justo para dejar maletas y, sin pausa, acercarnos a la librería El Estudiet, situada en pleno casco de la ciudad. La razón de tanta prisa era unirnos a un encuentro del club de lectura CLAVBE (Podéis encontrar más información en su pagina de Facebook). A las 8 de la tarde comenzaba un debate sobre el primer libro que compone la gigantesca obra En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Aunque he de confesar que mi intento de leer el libro quedó anclado en la pagina 16. Me temo que Proust no es para mí. Pero quién se haya leído la reseña de Mamen podrá encontrar argumentos más que de sobra para intentar acercarse a este primer volumen.
Como corrimos mucho por las bonitas calles de Benasque, nos quedó tiempo para admirar el magnífico espacio en el que se encuadra la librería.

Aprovechado la planta baja de una casa preciosa, Felisa, su dueña, ofrece a todos los que se acerquen un entorno único, donde se respira tradición y libros. La librería El Estudiet es mucho más que un bonito espacio lleno de libros. Es una librería que ha impulsado un movimiento cultural en la zona a través de los libros. Sus paredes de piedra y sus estanterías de madera son un oasis de tranquilidad para desconectar del ritmo vertiginoso que marca nuestro día a día. Atraídos por una entrada que da a un jardín cuidado, una gran cristalera abre al paseante este lugar de encuentro. Imposible no caer rendido ante la belleza del lugar.
No pudimos evitar la tentación de comprar un libro, que tenía una entrañable anécdota detrás. Dejaré a las protagonistas la intimidad de ese momento, aunque puedo decir que la vida ofrece momentos únicos.

Después vino el momento de enfrentarse a Por el camino de Swann. Los asistentes al debate fuimos partícipes de una sensación general: no es una obra fácil. Hubo una idea que, creo, quedó impresa en todos; al hilo del debate por la dificultad y la intención de Proust al escribir su obra, una de las personas sugirió que, al igual que el impresionismo plasmaba la realidad a través de los ojos del artista, había que considerar En busca del tiempo perdido como un libro impresionista, que busca reflejar la vida a través de las sensaciones y recuerdos de su autor.

Fue una delicia participar en un debate rico y variado. Al igual que cada uno de nosotros entiende la lectura.
Empezaba el fin de semana y ya estábamos felices.