
Hoy 20 de agosto ha sido un día para celebrar y para disfrutar. Una de esas jornadas que se guarda una para recordarlas con cariño toda la vida. ¿Qué celebrábamos? Dos efemérides. Por un lado, el primer aniversario de nuestro club de lectura. Han sido 12 meses de lecturas compartidas, de emoción buscando los títulos que pudieran encajar mejor entre nuestros compañeros, de veladas maravillosas alrededor de una pantalla de ordenador, de sorpresas y confidencias. Por otro lado, el 104 aniversario de la visita de Unamuno a Benasque. Uno de mis autores favoritos en uno de los lugares que más quiero. No sé puede pedir más.
Uniendo estas dos fechas, Javier y yo decidimos responder a la convocatoria de Pirineo Literario. Felisa y Lola lo habían preparado todo y ha salido perfecto.
A las 8.30 de la mañana salía nuestro autobús de Los Llanos del Hospital y 25 minutos después nos dejaba en el km 0 de nuestro recorrido. Han sido dos horas de camino hasta llegar al Portillón, paso natural de España a Francia. Dos horas en las que ha habido un poco de todo. Momentos complicados, de subida durilla para no estar acostumbrados ya a la montaña y momentos de felicidad suprema, cuando el camino se allanaba y una ligera brisa nos acompañaba entre las imponentes montañas. Dos horas en las que hemos conocido gente en el camino, con la que hemos compartido sonrisas, anécdotas e incluso un ibuprofeno. Dos horas para sentirse vivo y recordar a los que, antes que nosotros, utilizaron ese camino para llegar al país vecino. Cada piedra nos contaba una historia. Solo hacía falta escuchar.
Y a las 11 en punto hemos llegado arriba, donde nos esperaba una grata compañía. Nada más y nada menos que D. Miguel de Unamuno, que ha compartido con nosotros los mismos pensamientos que tuvo hace 104 años en este mismo lugar.



Montaña, amigos, teatro, libros, cecina y vino dulce. Y después, paso a paso, el camino de vuelta, montaña abajo, hasta volver de nuevo al autobús que nos llevaría al punto de partida. Por último, hemos aprovechado para comer en el restaurante de los Llanos del Hospital. El final perfecto para una jornada maravillosa.
Queremos dar las gracias desde aquí a Pirineo Literario por todo lo que hacen, en esta actividad y en todas las demás. Sois verdaderas generadoras de felicidad.