
La de hoy es una reseña extraña. Porque no solo quiero hablar de una librería de Cádiz . Quería hablar de Cádiz. Quería volver a sentir su ambiente, su luz, su gente. Quién se haya acercado hasta ella seguramente sabrá a lo que me refiero.
Fueron dos días, únicamente. No hizo falta nada más para saber que volvería una y mil veces. Sus calles, la historia que les acompaña, mucha de ella inventada a golpe de humor, te envuelven y te susurran para que nadie se sienta extranjero. Es una ciudad acogedora, con el encanto de saber disfrutar de todas las cosas buenas que tienen. Todos tenemos la imagen de los carnavales, de las chirigotas, sin embargo, es una ciudad dinámica, laboriosa, que concibe la vida como una celebración. Alegría. Esa sería la palabra y el sentimiento.
Pasear por su centro histórico es ver esa ciudad activa, tan alejada de los estigmas que arrastran desde el principio. Y al doblar cada esquina vemos pequeñas joyas, construidas con esa piedra arrancada al mar. Lugares atemporales que invitan a disfrutar con calma.
Y una de esas joyas es la librería Quorum libros, asentada en la calle Ancha, número 27.

Desde las pequeñas cristaleras de sus dos escaparates, uno no puede imaginar las sorpresas que esconde. La primera: su amplitud. Cuando parece que has llegado al final de la misma, se abre un nuevo pasillo, y así, sucesivamente. Hasta llegar al final real, donde te das cuenta que la entrada está lejos, muy lejos.
Pero la gran sorpresa la encontramos en su secciones. Su temática es inagotable, incluida una generosa sección de títulos relacionados con temas gaditanos. Hay espacio para la novela gráfica y el cómic, para libros técnicos, de texto, ensayo, y un largo etcétera, que nos da idea del grandisimo fondo que esconden sus estanterías.
Es un espacio hecho para sentir cada libro, con una arquitectura que combina los materiales modernos con la tradición en la construcción de la zona. Sus arcos interiores, sus paredes desnudas, que nos muestran orgullosas su solidez, crean un ambiente inmejorable para que la compra sea toda una experiencia.
Nosotros, como no podía ser de otra manera, caímos. Aunque esta vez solo fue un libro (posible candidato a la próxima edición del club de lectura).

No fue por falta de ganas, y opciones, por lo que no compramos más libros, pero es que nuestra lista de pendientes que hay en casa raya la locura.
Así que, si buscáis más razones para visitar esta ciudad, esperemos que estas líneas os sirvan para decidiros del todo.
No os arrepentiréis.