Publicado en Libros, Novela

Estoy solo (Beyrouk)

Hace meses que aguarda este pequeño libro, de menos de 100 páginas, su turno para ser leído. Llegó a casa a principios de febrero, como regalo de cumpleaños de una buena amiga. Breve, interesante, diferente. La única razón por la que he tardado más de 5 meses es porque tenía miedo. Prometía ser un libro duro y la verdad es que no me equivocaba.

La iniciativa del Black History July de la Editorial Trotalibros ha sido la que consiguió ayer que venciera mi resistencia y lo leyera. Era 26 de julio. Llegaba justo a tiempo. Beyrouk es un autor importante, premiado y reconocido tanto por su calidad literaria como por su defensa de los derechos humanos y yo ni siquiera había oído hablar de él.

Estoy solo es el monólogo de un hombre que espera, escondido en una habitación, que llegue la ayuda necesaria para huir. Un grupo yihadista se ha hecho con la ciudad y es muy peligroso que den con él. Los yihadistas lo conocen y lo odian: no es un hombre religioso, ni familiar, ni tradicional. Personifica de hecho todo lo que los fanáticos aborrecen: es una persona superficial, amante de las fiestas, el dinero, el lujo y no ha tenido inconveniente en ser corrupto e injusto para conseguirlo. Los yihadistas no necesitan demasiadas excusas para expandir el terror, pero con él las tendrían todas. Si lo encuentran, lo matarán, y lo harán, además, de la forma más dolorosa que puedan.

Estamos ante una novela breve que nos presenta en primera persona el horror que normalmente solo vemos a través del plasma de la tele. Leyéndola, sientes el terror de ver cómo los yihadistas han tomado tu ciudad y, si te encuentran, acabarán contigo. Es un miedo incomparable, miedo al sufrimiento, al dolor, a la muerte en manos del mal con mayúsculas.

Y más allá del miedo, la reflexión. ¿Cómo se puede llegar a ese momento? Porque los fanáticos llevan tiempo creciendo y nadie los tomó en serio. El protagonista reflexiona sobre cómo se pudo haber evitado el triunfo de la sinrazón. Cómo fueron tan ciegos de no ver que la transformación silenciosa de algunos vecinos no era inocua. Cómo desperdiciaron un tiempo precioso para pararles, para hacerles frente, porque simplemente nunca pensaron que llegarían tan lejos.

Y ahora está ahí, a oscuras, sin atreverse a moverse, esperando una ayuda que tarda en llegar, que no sabe si llegará alguna vez. E inevitablemente hace repaso de su vida. Recuerda las decisiones que ha ido tomando, reflexiona sobre por qué las tomó y qué consecuencias tuvieron. Trata de encontrar su verdad, la historia de su familia, sus deseos más profundos o su (in)capacidad de amar.

Una novela breve, dura, inhóspita; que nos habla de una realidad que parece (¡ojalá lo fuera!) irreal; que nos acerca el horror hasta la puerta de casa. Una novela que nos permite reflexionar sobre cómo tenemos que reaccionar ante los fanatismos que nos rodean y a los que a veces tampoco tomamos nosotros en serio. Un relato que nos permite mirar dentro y pensar qué balance de nuestras vidas haríamos si estuviéramos acuclillados en esa habitación. No es un libro para todos los públicos, pero os aseguro que merece la pena el viaje.

Termino la entrada de hoy con una referencia a la colección de la que forma parte este libro. La colección Libros de Baobab, de la editorial Malas compañías pretende acercar la obra de autores africanos para abrir nuestra mente a nuevas realidades y formas diferentes de entender el mundo. Estoy segura de que volveremos a hablar de ella por aquí antes o después.