Publicado en Ensayo, Libros

Respondona (Bell Hooks)

Este año he decidido unirme al Black History July que organiza cada verano el canal de Trotalibros de YouTube (canal del que ya os hablé aquí). Como sabéis, este tipo de iniciativas se hacen con el propósito de ayudarnos a salir de nuestra zona de confort como lectores. En esta ocasión, se trata de dedicar el mes de julio a leer algún libro de algún autor/a negro. Es, pues, algo similar a otras propuestas, como la del marzo asiático, a la que también nos hemos unido.

El libro que he elegido es Respondona. Fue una de las opciones para el club de lectura, pero no fue elegida, así que había pasado a engrosar mi larga lista de pendientes. Me encanta rescatar libros que ya me quería leer, cuando sigo premisas o iniciativas lectoras.

Para hablaros de este ensayo comenzaré diciendo que me considero una persona feminista. Cómo no serlo si fue gracias a ellas que en solo una generación las mujeres españolas pasáramos de no poder tener propiedades a nuestro nombre a ser ciudadanas de pleno derecho. No concibo ser mujer en España y no ser feminista con todo lo que su lucha nos ha regalado.

También sé que la lucha no ha terminado y que la deseada igualdad real entre hombres y mujeres aún hay que pelearla. Sin embargo, los ensayos feministas que leo de vez en cuando me resultan en muchas ocasiones decepcionantes. Creo firmemente en que hombres y mujeres somos iguales en lo esencial. No creo que las mujeres seamos seres de luz que siempre respondan al papel de víctima. Entiendo que socialmente ser hombre te pone en una posición de privilegio sobre ser mujer, pero también entiendo que la variable sexo no es la única relevante.

Y de esto, precisamente, es de lo que habla este ensayo. La variable sexo interactúa con la variable raza o clase social, entre otras muchas. Todos los seres humanos nos situamos en unas coordenadas concretas dentro de esta interacción de variables y mantenemos relaciones de poder con el resto. Yo soy mujer, pero mi situación no es la misma que la de una mujer negra, ni de una de clase alta, etc. Y es importante ser consciente de esto cuando nos relacionamos con los demás.

Desde esta perspectiva, el feminismo cobra un nuevo sentido, mucho más interesante desde mi punto de vista. Ya no consiste en que las mujeres consigamos derechos (o no solo), sino en cambiar las relaciones de poder de la sociedad. El sistema imperante actualmente nos permite tener ciertos derechos (a unas más que a otras), pero con una condición: la asimilacion. Siempre que aceptemos la cultura del poder y hagamos las cosas «a su manera» puede que tengamos suerte y consigamos un trocito del pastel. Me recuerda al sueño americano, en cierta medida. Cualquiera puede llegar a presidente (¿seguro? No ha habido aún una mujer… pero eso es otra historia), pero para ello se debe asimilar a la cultura imperante. Incluido, por ejemplo, hablar solo inglés.

Frente a la política de la asimilacion, Bell Hooks aboga por la de la integración, en la que las personas pueden disfrutar de los derechos sin dejar de ser ellas mismas. Y esta forma de entender el feminismo, como corriente de pensamiento crítico, profundo, en el que todos y todas estamos incluidos a cambiar los paradigmas me resulta mucho más interesante y motivador.

El ensayo trata muchos temas que me han parecido interesantes: el ejercicio de la violencia, las relaciones dentro del mundo académico, la visión feminista de los hombres, la homofobia, la necesidad de escribir o el compromiso político. Pero también me ha hecho pensar en otros muchos, como la importancia de la salud (física y mental) en estas relaciones de poder o la variable edad, por ejemplo. Un ensayo interesante para reflexionar y cuestionarse quiénes somos y quiénes queremos ser.