Publicado en Libros, Poesía

Los niños no ven féretros (Omar Fonollosa)

Qué difícil se me hacía desde fuera entrar en este libro. Qué miedo a no estar a la altura, a no entender, a sentirme insensible y tonta. A decepcionar como lectora. Como os he dicho otras veces, no acabo de sentirme cómoda con la poesía. Casi nunca entiendo lo que me quiere decir el autor o la autora y me siento perdida, como si utilizaran un código que a mí nadie me ha enseñado. Y la eterna pregunta: cuando no entiendo un poema ¿es porque su mensaje es demasiado profundo o es porque toca otras teclas (de belleza, de sensibilidad, qué sé yo) a las que no accedo? Conceptismo y culteranismo.

Omar fue tajante: <<yo en todos los poemas he querido decir algo.>>

En aquel momento me tranquilizó. Y tengo que decir, después de leer su poemario, que tenía razón. La poesía de Omar la puedo disfrutar porque la entiendo. Es más, en general sus versos son afiladas navajas que te ofrecen desnuda una verdad tras otra. Y yo, que acabo de leer a Monterroso, creí encontrar cierta similitud entre aquellos relatos breves y estos poemas. Ambos me llegan y me dejan pensando.

Los niños no ven féretros se divide en cinco partes. Para mí, la mejor de lejos es la primera, en la que habla del paso del tiempo y del niño que fuimos. Sé que este primer bloque me va a acompañar ya siempre. Lo reeleré de vez en cuando, lo recordaré en mis ratos de pensamiento errático, me vendrá a la cabeza, como un rayo, cada vez que vea a un niño o una niña jugando a la rayuela o a un adulto leyendo a Cortazar. Este primer bloque me reconcilia con los poetas y los vuelve más míos.

El poemario entero es un grito al paso del tiempo. Incluso cuando habla de amor, o más bien de desamor, está esta queja de fondo. Porque la vida se desliza entre los dedos y antes de darte cuenta ya se ha ido. Omar es un chico joven, muy joven, pero nadie lo diría viendo el modo en el que concibe el paso del tiempo. Clarividencia poética lo llaman.

Me atrevo, pues, por primera vez en este blog, a recomendar un libro de poesía. En él encontraréis una precisión verbal y una comprensión de la vida fuera de lo normal. Omar es especialmente bueno en los poemas cortos. No dejéis pasar sus posibles epitafios. Canela en rama.

No me extraña nada que haya recibido un premio de poesía como el Hiperión. Pero yo sigo pensando que ojalá nos regale pronto un libro de relatos. El talento de este chico empleado en un género que adoro. No se podría pedir más.

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