
¡Qué importante fue para los jóvenes de la posguerra tener al alcance de sus paupérrimos bolsillos los cuadernillos de nuestro protagonista de hoy!
Al margen de críticas por servilismo a la dictadura, como por la calidad de sus dibujos, la verdadera importancia de la serie creada por Manuel Gago subyace en el acercamiento de los niños y jóvenes a sus primeras lecturas y horas de entretenimiento.
El guerrero del antifaz comenzó su andadura en 1944 y se prolongó por mas de 670 números y varios especiales, o almanaques. Hoy en día son objeto perseguido de coleccionistas y su valor crece a la par del reconocimiento a la obra.
Como decíamos antes, muchos críticos alegan que sus trazos y esbozos no superarían hoy los estandar de cálidad exigibles, pero no hay que olvidar el ritmo de trabajo impuesto a Gago. Se estima en más de 27.000 las páginas que salieron de sus lápices, una cifra que hoy sería imposible conseguir. Y lo que no se puede negar es el uso de técnicas cinematográficas para dotar de acción y continuidad esas viñetas que se tenían que producir de manera tan acelerada. Unos trazos que fueron evolucionando para transmitir un movimiento continuo y natural. Aunque sus fondos eran inexistentes, su lectura siempre fue amena, muy rapida y adictiva.

La historia de El guerrero del antifaz era triste, como los tiempos, y llena de aventuras; ambientada a finales de la reconquista, un joven del bando musulman descubre que es cristiano. Decide cambiarse a sus antiguos enemigos y adopta el antifaz para no ser reconocido como antiguo hereje.
Un argumento que, es cierto, venia como un guante a la dictadura. Pero en todos los cómics de la época, sean españoles o americanos, por ejemplo, siempre se han caracterizado por tener un enemigo claro y universal. Comunistas, musulmanes, extraterrestres,… todos han sido objetivo común para los creadores de entretenimiento.
Al margen de polémicas que no deberían restar cariño a un trabajo excelso, el personaje de Gago ha sido uno de los mas exitosos de la historia del cómic de nuestro país, consiguiendo que por sus páginas pasarán niños y jóvenes de todas las condiciones.
Sus personajes, con más matices de los que cabria esperar, han ido evolucionando con los tiempos, convirtiendo la figura femenina en protagonista por su valor e independencia, o volviendo mas tibia la linea entre lo correcto o no.
Cuando Gago falleció prematuramente, fueron muchos los intentos de relanzar al personaje, pero ante la falta de quién mejor lo comprendía, El guerrero del antifaz ha pasado a ser mas objeto de recuerdo que de realidad creativa.
Pero sigue vivo, buscando esa redención, ese amor imposible y esas aventuras que tantas y tantas horas de diversión nos dieron a varias generaciones.
