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AC/DC (Back in Black)

Venían de hacer algo muy grande. Habían creado un himno con Highway to hell. Y, de repente, la noticia del fallecimiento de Bon Scott anunciaba el final de un grupo que estaba revolucionando el Hard rock.
Sin embargo, la esencia de AC/DC no estaba en su cantante, a pesar de ser considerado uno de los mejores. No, donde residía la magia era en los hermanos Young, Angus y Stevie.
En 1980, menos de dos meses después del fallecimiento de Scott, los hermanos Young se propusieron continuar con el grupo. Había canciones escritas, había ganas de seguir haciendo aquello que les hacía grandes. Y contaban con la bendición del padre de Scott, que el día del funeral les confesó que a su hijo le encantaría que ellos continuaran componiendo y tocando. No fue fácil encontrar a un sustituto, nunca lo es cuando la sombra de la genialidad sobrevuela a los candidatos. Tuvieron que llegar hasta un obrero de la automoción, arruinado, sin esperanzas de vivir de la música, para encontrar esa voz que encajara a la perfección con la música del grupo. Y hubo quien dijo que la presencia de Brian Johnson, menos radical o más comercial, según se entienda, fue lo que hizo de un gran disco, el disco más vendido de la historia realizado por un grupo.
Pero su antiguo compañero está presente en todo el trabajo. Back in Black es un homenaje a él, a su manera de comprender la música y transmitirla. Desde la portada, negra y anticomercial para los cánones de marketing de la época, pasando por el título, y ciertos arreglos en varias canciones, el conjunto de los diez temas supone el mejor homenaje que nadie pudiera idear.
Pero homenajes al margen, el impacto de las composiciones de este álbum es máximo. Cambió radicalmente la concepción del Hard rock hacia el gran público. En nuestro país, que no éramos muy del gusto de AC/DC, consiguieron unas cifras de ventas nunca vistas.
Hitos de la música como el tema que da nombre al álbum, o You shook me all night long, o shoot to thrill, componen un trabajo increíble donde cada uno de los miembros pone el máximo de su parte, conscientes de la suerte que han tenido de poder grabar un album que haría historia.
Por cierto, antes de acabar, y esto es opinión romántica mía; la voz de Brian Johnson es genial, los gift de guitarra de Angus Young son eléctricos, pero la magia que los hizo grandes vino de la mano de Stevie Young, el verdadero genio a la sombra. La gran mayoría de las composiciones son suyas, quién dió cohesión a tanto ego fue él, quién se quedó atrás para que otros se llevarán los aplausos fue, una vez más, Stevie. Nada hubiera existido sin ese secundario, voluntario, que nunca dudó en anteponer la música a la fama.
Gracias por todo, por tanto.