
En un miércoles no se me ocurre mejor cosa que rescatar uno de los cómics de mi infancia. Hoy hablaremos del primer superheroe «disfrazado» de la historia. Nació dos años antes que Superman, por ejemplo.
Fue la década de los años 30 muy prolifica en el nacimiento de personajes míticos que siguen perdurando y editandose hoy día. Me imagino, y esto son suposiciones mías, que la dureza de la década, con una crisis económica que daba la puntilla a una población hastiada por la posguerra, fue un aliciente para crear historias de superación, de lucha entre el bien y el mal y la consagración de unos formatos editoriales de escasa cálidad artística, pero gran voluntad.
Nuestro héroe de hoy nació de la pluma de Lee Falk, aunque a partir del tercer número contó con el dibujo de Ray Moore. Este dibujante exploró el lado más sensual y exótico que la historia podía ofrecer. Recordemos que estamos en los años 30 y tampoco los lectores estaban acostumbrados a unos dibujos demasiado atrevidos, así que a la vista del siglo XXI, tanto sus dibujos como sus historias han quedado bastante desfasados.
A nuestro país llegó en plena Guerra Civil y lo hizo como Fantomas. El éxito que tuvo fue aprovechado posteriormente por el Régimen (al igual que con otros héroes) para crear una ediciones con contraportadas repletas de un tono moralizante.

La trama contaba con los más clásicos ingredientes para crear ávidos lectores: un héroe enmascarado, con un altísimo sentido del deber, una mujer de fuerte carácter para dar respuesta al protagonismo, cada vez mayor, que la mujer tenía en la sociedad, unos malvados que no dudaban en mentir, traicionar y asesinar por un puñado de oro y una pleyade de secundarios que arropaban discretamente las aventuras del protagonista.
Todo esto ha consolidado una historia que desde 1936 lleva editándose en muchos países aunque su fama nunca ha sido tan grande como la conseguida por otros.
La falta de crítica al colonialismo blanco en el Sudeste asiático, asi como su tendencia a rebajar a meros comparsas a los nativos de sus páginas han hecho que el gran público renegara del hombre que nunca muere.
Pero siempre merece una visita por sus paginas, no lo duden.