
Hoy publica Santiago Posteguilo el primero de seis novelas dedicadas a uno de los personajes más relevantes de la historia: Julio César. Una trilogía le parecía poco para narrar la vida del gran César.
Ya antes de ser publicada todos los expertos coinciden en que será sin duda un grandisimo éxito. Y en cuanto caiga en mis manos será devorada con la misma pasión con la que leí las dos trilogías anteriores.
Sobre la dedicada a Escipión ya os hablé en su día del primer volumen y pronto llegarán los otros dos. Y hoy quería dedicar unas líneas a ese libro que inauguraba la dedicada a Trajano.
Los méritos de este emperador para figurar entre los más importantes gobernantes de la antigüedad son muchos y, cosa muy rara, están avalados por todos los historiadores que se han acercado a su figura.
Esta primera entrega arranca muchos años antes de su llegada al poder, y la virtud como narrador de Posteguillo consigue dibujar varias líneas argumentales que se irán entrelazando según avancen los capítulos.
Son años terribles para el imperio, que ha caído en manos de una serie de emperadores que rivalizan en crueldad y locura. El peor de todos ellos, Domiciano, es objeto de un plan para derrocarlo y situar en su lugar a un nuevo gobernante más capaz.
Con un arranque eléctrico, nos vamos encontrando a unos protagonistas que se empiezan a dibujar en su personalidad de manera soberbia. Posteguilo consigue dotar de una profundidad fantástica los perfiles de los grandes protagonistas de la historia. Aunque lo mejor de sus líneas será su capacidad para dibujar las condiciones de vida de los habitantes del mayor imperio de su tiempo.
Aunque es una novela de más de mil páginas, la tensión que existe desde la primera página, unido a lo bien ambientada que está, consiguen que su lectura sea muy placentera, no cayendo nunca en el aburrimiento.
Un buen aperitivo para entrar de lleno en la vida de uno de los emperadores más reconocidos de la historia.