
Para una mañana de sábado, nada mejor que un titulo ligero, aunque su temática tenga un calado tan trágico como el VIH.
Esta obra de Christopher Davis es la novelización de la pelicula Philadelphia, film que consiguió visibilizar una tragedia y unas vidas ocultas por estigmas sociales.
Davis ya había demostrado su valentía con una novela anterior donde ya hablaba sobre la enfermedad de devastó, y sigue haciendo, las vidas de millones de personas. Visto desde el prisma del siglo XXI, quizá no seamos conscientes de lo que supuso hablar abiertamente del Sida. El arrinconamiento social que sufrieron quienes la padecen es una de las injusticias de nuestra sociedad contemporánea. Las ideologías más extremistas aprovecharon la desgracia para intentar imponer su forma de vida, argumentando castigos divinos, justicia social y un largo etcetera de sandeces por el estilo.
Y de eso trata esta novela, de la exclusión social, la desaparición de cualquier rastro de humanidad hacia unas personas que habían contraído una enfermedad que suponía irremediablemente la muerte.
Hace unos años leía una entrevista donde un afectado por el virus relataba que lo peor no era morir, lo peor era ser enterrado en vida. Más allá de las terribles secuelas, nada era comparable al sufrimiento de unos seres humanos a los que la sociedad se negaba a, ni tan siquiera, tratar como tales.
Puede que la novela, y la película, consiguieran cambiar un poco la visión sobre el Sida. Es cierto que hay en sus páginas verdaderos pasajes que son alegatos de la vida, que daban esperanzas para pensar que aún había una parte de la sociedad dispuesta a luchar por todos aquellos que no podían.
Más allá de su calidad literaria, esta novela conmueve y transmite vida hasta su última página. Incluso para quienes hayan visto la película la recomiendo. Sus diálogos y la fuerza de los protagonistas son maravillosos. Es imposible no imaginaros con el físico de esos dos grandisimos actores, pero ese detalle mejora aún más su lectura.
Dejémonos llevar por la fuerza y las ganas de vivir de Andrew, el protagonista. No se arrepentirán.