
En la actualidad es muy raro no encontrar en las librerias alguna novela ambientada en el mundo romano, pero no hace tanto tiempo la situación era diametralmente opuesta. Las novelas históricas que contaran el auge y la caída de Roma se podían contar con los dedos de una mano y solo llegaban al gran público los grandes clásicos como Yo, Claudio, de Robert Graves. Un déficit que por suerte se ha ido corrigiendo.
Hoy nos toca hablar de una de esas novelas que llegaron muy tarde y casi por caminos secundarios. Y no sería porque a la obra de Wallace Breem le faltasen méritos para haber llegado mucho antes a la edición española (en nuestro país se editó casi 40 años después de su publicación original). Quizá la sinopsis de Alamut sea un tanto exagerada pues la publicita como la mejor novela sobre la caída de Roma, pero si es de las mejores.
Eso sí, es un poco frustrante que su fama haya llegado de la mano del director Ridley Scott y la película Gladiator. El protagonista principal de la novela presta muchos de sus rasgos, incluido el nombre, para una película que volvió a poner de moda los «Péplum», pero es mucho más que eso.
El Máximo de la novela representa todo aquello que hizo de Roma el gran imperio del Mediterráneo, con una hegemonía de tantos siglos y un impacto en el mundo impresionante.
Nos encontramos con un militar disciplinado, entregado a sus ideales y una honestidad casi suicida en medio de una voragine de decadencia y corrupción.
Y la narración de Breem está acomodada al carácter de su protagonista. No esperéis encontrar batallas épicas, o un argumento de intriga que va creciendo a cada final de capitulo. Lo que hace es un diario impersonal, distante en ocasiones, pero que nos muestra la crudeza y el horror que debieron sentir los últimos defensores de la frontera. Es un magnífico lienzo donde se va dibujando el día a día de las tropas, acosadas por el abandono de su patria y el empuje de los pueblos germánicos.
Y una vez comenzado a leerlo es inevitable sentirse parte de ellos y sus aventuras. Con un ritmo muy rápido y una prosa sin concesiones a la floritura, su lectura es apasionante y adictiva. Es una novela sobre personas que viven su destino con resignación pero con el máximo orgullo de saber que están haciendo lo correcto.
No sé si es la mejor novela sobre la caída de Roma, pero si sé que es una grandisima novela. No es poco.