Publicado en Libros, Novela

Los mares del Sur (Manuel Vázquez Montalbán)

No fue el primero pero si ha sido el más importante. Cuando hablamos de novela negra en nuestro país, el nombre de Pepe Carvalho siempre sale. Su importancia es tan grande que otro gran creador de este tipo de literatura como fue Andrea Camillieri, llamó a su comisario con el apellido de nuestro escritor de hoy, Montalbano, además de copiar algunas de las particularidades del detective Carvalho que no desvelaré.
Curiosidades aparte, el personaje creado por Manuel Vázquez Montalban fue un espejo donde mirar el reflejo de una sociedad que estaba inmersa en uno de sus mayores cambios vitales. La propia biografía ficticia del detective podría ser perfectamente la crónica de muchísimas personas que vivieron la transición.
Creado en 1972, la evolución de Carvalho ha corrido paralela a la de nuestro país, fruto sin duda del espíritu periodístico del autor que utilizó las sucesivas entregas del personaje para ir poniendo a la luz muchos de los problemas que aquejaban al país.
Hoy nos centraremos en la que fue su cuarta aparición, que supuso el gran salto al público y el reconocimiento de la crítica.
Con el asesinato de un empresario en Barcelona y el encargo a Carvalho de investigarlo, nos adentraremos en una Barcelona que cobrará protagonismo en la búsqueda. Ambientada a finales de los años 70, justo antes de unas elecciones y con todavía mucha oposición a la democracia, la mirada del detective nos irá desgranando la sociedad y los problemas que por entonces empezaban a cobrar importancia: la corrupción política y la especulación.
Juega Vázquez Montalban con todos los clichés que conocemos de los detectives, incluyendo a un fiel ayudante. Aunque en su personalidad encontramos referencias a los grandes detectives clásicos, su autor supo darle unas características únicas. Por supuesto tendremos al detective cínico, con una visión pesimista de lo que le rodea, pasando por la soledad en la que se desenvuelve y con un punto de mala leche cuando la situación lo requiere, pero su forma de llevar una relación amorosa o ese trato del sexo que hasta entonces nadie había explicitado tan abiertamente, le confieren un carácter único y muy personal.
Una novela de una grandisima calidad, con todos los ingredientes para disfrutar del género de la novela negra y que, además, nos sitúa en un período histórico tan importante como fue la transición. Estoy convencido que quien lo lea repetirá con más entregas.