
Ya llevamos una semana completa leyendo Dublineses y creo que, en general, todavía andamos todos algo descolocados. Voy a tratar de explicar por qué.
Desde el punto de vista de la forma, es un libro complejo de leer. Creo que lo que más me descoloca es el empleo de la puntuación, con comas imposibles en los lugares más inesperados. Pero no solo es eso. Joyce exige al lector una atención absoluta, cambiando el tiempo verbal de los verbos, jugando con los nombres de los protagonistas o llevando un ritmo inesperadamente rápido, como en Después de la carrera. Por otra parte, las imágenes que utiliza para describir Dublín son increíblemente bellas. En general, tengo que reconocer que ha sido una lectura lenta, llena de relecturas. A veces porque no me acababa de cuadrar lo que leía y otras porque me asombraba de lo bonito que era.
Desde el punto de vista del contenido, se trata de una obra realista que refleja distintos aspectos de la capital irlandesa, sin tratar de contar, por lo general, historias completas. Esto es, creo, lo que más nos descolocó al principio. Yo había estudiado en la universidad los principios in media res, pero no recordaba que nadie me hubiera hablado de que esto se hiciera con los finales. Creo que todos leímos dos veces el primer cuento, pensando que nos habíamos perdido algo; hubo quien sospechó tener una edición defectuosa. Afortunadamente, el resto de cuentos no han tenido finales tan abruptos.
Hasta el momento hemos leído 7 cuentos. De todos ellos, yo me quedo con Eveline. Es un cuento mucho más tradicional que el resto, en el sentido de que cuenta una historia completa, con principio, nudo y desenlace. Además, está maravillosamente escrito y te hace reflexionar. Si solo queréis leer un cuento de estos siete primeros, leed este. No representa el modo de escribir de Joice, pero es precioso.
El resto de cuentos son retazos de la vida del Dublín de la época. Momentos intrascendentes de la vida de sus ciudadanos. Algunos, como Arabia me parecieron bellos; otros, como Dos galanes, algo desagradables. Casi siempre parece que la historia se desarrolla entre líneas, como en Un encuentro o en La casa de huéspedes.
En resumen: por el momento no acabo de disfrutar del todo, salvo en un cuento concreto. Todavía queda mucha lectura por delante y todo el mundo señala el último cuento (el más largo de todos) como el mejor, así que ya veremos.