Publicado en Cómic, Libros

1066.Guillermo el conquistador ( Tenderini y Weber)

Hoy quería hablaros de un pequeño gran descubrimiento que hice unos días atrás. Suelo intercalar entre libro y libro alguna novela gráfica, primero porque me gustan a rabiar y segundo porque así me mantengo al tanto de novedades y tendencias. Aunque la de hoy no es novedad, lleva más de 10 años publicada, me llamó la atención por su trasfondo histórico. Voy a comenzar hablando del cómic, una pequeña obra que adelanto terminé leyendo en diagonal, y con la sensación de haber desperdiciado un poco de mi tiempo hasta que descubrí algo que me ha satisfecho muchísimo conocer, aunque primero, termino con la obra. Su guión no es malo y desarrolla la historia de manera ágil, sin elementos superfluos que despisten. Su cometido es narrar unos hechos históricos, de gran importancia, donde no hay espacio para simbolismos ni mensajes ocultos. Aunque en ocasiones sus cambios de escenario son tan bruscos que crea una sensación de hechos interrumpidos aleatoriamente. Pero el guión o los diálogos no son el problema. Cuando cae en picado es a la hora de disfrutar de sus dibujos. En muchas ocasiones hay tanta dificultad en distinguir a un personaje de otro, que es inevitable tener que volver una y otra vez hacia atrás en la historia. Son dibujos confusos, que muestran las mismas caras, los mismos gestos y su expresividad, incluso en las escenas de batallas es nula. Siempre he tenido una sensación alejada de la historia, no llegando nunca a poder disfrutar de ninguna de sus páginas. Una verdadera pena que no haya sabido aprovechar su fuente de inspiración: el tapiz de Bayeux.
Y con esto llegamos a la parte importante de la reseña de hoy. En las páginas finales del cómic encontramos un detallado resumen de esta maravilla artística del siglo XI.
Estamos hablando del que se considera el primer cómic de la historia. Es un conjunto de tapices cosidos y unidos entre ellos y que tiene una longitud total de casi 70 metros. Con 58 escenas y sus más de 600 personajes, cuenta la historia de la conquista de Inglaterra por parte de Guillermo el conquistador, el primer rey normando de ese país.


Aunque los historiadores han recelado del rigor histórico de algunas de las escenas, no deja de ser una magnífica crónica de la lucha por el poder entre sajones y normandos. La profusión de detalles presentes en cada escena, sus textos en latín que van articulando las transiciones y su longitud pueden darnos una idea de la ardua tarea que debió suponer su realización.
Una maravilla que, estoy seguro de ello, merece la pena conocer.