Publicado en Libros, Novela

El libro de los Baltimore (Joël Dicker)

Está el Sr. Dicker en camino de convertirse en uno de nuestros escritores fetiche. Ya os hemos hablado en el blog de dos novelas suyas: La verdad sobre el caso de Harry Quebert y La desaparición de Stephanie Mailer.
Y tanto Mamen como yo estamos de acuerdo en lo bien que lo hemos pasado leyéndolas, algo que, hablando de este tipo de novelas, no suele ocurrir con mucha frecuencia.
Siempre es difícil leer una segunda novela de un autor que te dejó con la boca abierta. Hay expectativas muy altas y suele ocurrir que, excepciones contadas, esa segunda obra nos deje con un sabor de boca agridulce. En este caso mi miedo se disipó casi desde el principio. Solo un dato: las casi 500 páginas fueron devoradas en tres días. No podía dejar de leer un capítulo tras otro. El clima de misterio que el autor sabe crear es sobresaliente. Cuando uno entra en la historia, lo cual sucede casi desde el mismo principio, se tiene la sensación de estar atrapado dentro de ella. El hilo conductor juega con nuestras emociones con saltos temporales que confluyen en un final de infarto y, por cierto, de una gran belleza.
La historia narra la vida de tres primos separados por la diferencia de clase social. A pesar de esa dificultad, a lo largo de los años van uniéndose más y más en una amistad casi inquebrantable. Hasta que ocurre algo, inesperado y trágico, que marca la vida de nuestros tres protagonistas.
Una historia marcada por el ansia de triunfo y la acumulación de fama y dinero, con personajes que podrían estar sacados de nuestras propias familias.
Por supuesto Dicker se sirve de giros argumentales para ir trazando un laberinto de hechos y emociones, pero en ningún momento tenemos la sensación de vivir una ficción creada al servicio del misterio. Toda la historia nos es narrada como si estuviésemos viendo la realidad cotidiana, sin necesidad de sucesos extraordinarios o personajes malvados.
No sé qué ocurrirá con las demás obras del autor, si me gustarán o no, pero la felicidad que hasta ahora me ha proporcionado es máxima. Si tenéis ganas de sentir la emoción de leer, ni lo dudéis.