
Hace unos días, estábamos Mamen y yo hablando sobre nuestro acercamiento a la novela romántica. Cuando pensábamos sobre si alguno de los dos habíamos leído alguna obra que se pudiera catalogar dentro de esa categoría, no pude encontrar ningún título que encajara. Más allá de conocer algún nombre como Corín Tellado, la verdad es que no recordaba ni tan siquiera alguna obra que en su día fuera famosa y yo hubiera leído. Supongo que no tener interés en esa temática hace que obvie los grandes nombres de la novela romántica.
Pero la memoria juega, a veces, al escondite y hoy me ha surgido una novela de las de amor. Prohibido, todo hay que decirlo, pero una de las más vendidas de todos los tiempos.
Su autora es una excelsa novelista que aparte de esta obra tiene una saga de novelas ambientadas en la época romana. Esta serie consiguió que su reputación ante los críticos mejorara ostensiblemente, y el público la aupara aún más en la cima de los superventas.
Pero volviendo a la novela de hoy, hay que señalar que la adaptación televisiva que tuvo contribuyó en gran medida al éxito mundial. Una historia que enganchó a millones de espectadores, y que como casi siempre, yo nunca he visto. Siempre me ha dado la sensación de que su adaptación se quedaba más en trasmitir la trama amorosa y no llegaba a contar lo que sus más de 700 páginas podían dar de sí.
Porque El pajaro espino es más que la relación prohibida de dos protagonistas. También es un relato generacional de Australia. Sus capítulos abarcan más de 60 años y las luchas de poder y la evolución de un país tan alejado de nosotros son los reclamos principales de una obra que se deja querer desde el principio. Por supuesto están los ingredientes de un perfecto Best Seller, como protagonistas guapos pero complicados, malos de manual o giros argumentales complicados al servicio de una búsqueda de la emoción un tanto artificial. Pero lo que distinguió a esta novela es una calidad por encima de la media. Su autora demostró a lo largo de su carrera que sabía crear buenos argumentos y que dominaba los recursos narrativos necesarios para crear emociones.
Nada mal para dejarse caer por sus páginas, y quien quiera ver luego la serie ya nos contará que tal.