El penúltimo mes del año fue un mes de nuevo fructífero en lecturas: 5 cada uno, ningún fracaso y solo dos con puntuación mediana (las dos mías)
Lecturas discretas
Las dos lecturas que merecieron una puntuación de 3 sobre 5 fueron La historia de tu vida y El lamento del perezoso. El primero de estos libros es una colección de cuentos, en los que hay relatos buenísimos.y otros que no me dijeron nada. De ahí la nota. El segundo es un libro de autoficción, género que no soporto, pero a pesar de ello está bastante bien resuelto, por lo que no fue un rotundo fracaso.
Grandes libros
En noviembre leímos en el club de lectura el maravilloso libro de El infinito en un junco y lo disfrutamos mucho. Como le dedicamos ya mucho tiempo del blog, creo que no necesito añadir mucho más.
Además, yo tuve dos grandes lecturas: Adiós, señor Chips, mi primera adquisición de la editorial Trotamundos (no será la única) y la insuperable Grandes Esperanzas de Dickens. Ya os lo dije, pero creo sinceramente que seas del tipo de lector que seas esta es una novela que puedes disfrutar.
Javier: Aunque la sensación era agridulce, pues la serie sobre Montalbano está llegando a su fin, y en algun detalle se nota el cansancio del escritor, El método catalanotti vuelve a dejarme pinceladas de genialidad y la perenne sonrisa. Una gran lectura para descubrir a uno de los escritores más leídos de Europa.
Tenía muchas ganas de leer a Daniel Gascón. La fama de la novela está más que justificada y, desde luego, su sentido del humor es maravilloso. Una radiografía de nuestro país, tamizada por las torpezas de su personaje.
Me gusta variar de una lectura a otra, y después de Gascón era cita ineludible Zweig. Mendel el de los libros es un maravilloso pequeño relato sobre el amor infinito a los libros. Una crónica pesimista sobre el ser humano y la guerra, pero ¡qué bien escrita está!
Para terminar el mes seguí la recomendación de Mamen y me aventuré a conocer a Martínez de Pisón. Dientes de leche me duró apenas unos pocos días, con una historia fantástica y unos protagonistas que estarán conmigo mucho tiempo.
Pues yo también estoy disfrutando con Zweig: Américo Vespucio.
¡Qué máquina de pensar, documentarase y escribir!
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