Publicado en Libros, Novela gráfica

Maus (Art Spiegelman)

Llevaba mucho tiempo detrás de esta novela gráfica, considerada la mejor de los últimos 30 años. La avalaban un premio Pulitzer y una legión de seguidores incondicionales. Pero después de acabarla me ha quedado una sensación ambivalente.
Me explico: la historia es brutal y desgarradora y la forma elegida por su autor para transmitirla un acierto. Los diálogos y las pequeños monólogos del protagonista son, sin lugar a dudas, lo mejor de los dos volúmenes que componen la obra. Sin embargo siempre he buscado en una novela gráfica el complemento visual al texto. En muchas ocasiones ese dibujo o viñeta me aporta mucha más información que cientos de palabras. Quizá se deba a mi devoción por el maestro Will Eisner, que era capaz de trasmitir en una página en blanco y negro mucho más que otros autores en libros enteros.
En Maus he echado de menos ese juego de sombras y luces, un dibujo más preciso sobre expresiones faciales o, simplemente, unos fondos más ricos en detalles y matices.
Ahora bien, tengo que rendirme a los pies del autor por la forma tan ágil y sincera que ha conseguido al tratar el tema del Holocausto judío. Ese enfoque realista, donde la importancia de la supervivencia no dejaba espacio al heroísmo, y la transfiguración a animales para endulzar la dureza del día a día, consiguiendo un desahogo en todas las emociones que se sienten al leer sus terribles pasajes, llega hasta las entrañas.
Una vez empecé la primera página, su lectura ha sido un placer, con nudos en la garganta en ocasiones, pero con el agradecimiento para quien rinde homenaje a sus padres y a todos los que soportaron y murieron en esos terribles campos de exterminio.
Esa es la gran fuerza de Maus; con sus páginas nos recuerda la barbarie que nunca ha de volver. Y a pesar de mi inicial rechazo por su dibujo, consiguió emocionarme muy profundamente.
Cada autor tiene su estilo, su manera de comunicar y hacernos sentir y Art Spiegelman hace un trabajo espectacular y de una sensibilidad exquisita.
Por todo ello, al final me he quedado a mitad de camino entre la admiración y la decepción.