El mes de abril fue un mes de extremos para mí. Tuve dos de las mejores lecturas del año, pero también dos de las peores. Javier leyó 3 libros, con una media de 3.3 puntos sobre 5.
Fracasos
Mamen: hacía tiempo que quería Ordesa, de M. Vilas, aunque no había leído ni siquiera la sinopsis. Uno de esos libros que va de boca en boca y que te apetece, además, por ser de un autor cercano. Desgraciadamente, fue uno de los fracasos más grandes del año. Fue decisivo para entender que no me gusta la autoficción. No creo que lea más libros del género.
El club de los martes, por el contrario, era una obra casi desconocida para mí. La recomendó alguien del grupo de los Retopatas porque servía para cumplir con uno de los puntos. A diferencia de lo que me suele pasar con las recomendaciones del grupo, no me dijo nada. Es entretenida, sin más.
Javier: Arsène Lupin supuso para mí una pequeña decepción. Siempre me gustan esas historias de misterios imposibles, adoro esas capacidades sobrehumanas que adornan a los detectives. Pero cada historia era como una repetición de otras ya leídas, sus tramas nunca me parecieron originales y sus personajes planos y carentes de personalidad. Una decepción motivada, tal vez, por unas expectativas no muy reales. Tal vez.
Lecturas discretas
Javier: tenia muchas ganas de leer algún clásico de ciencia ficción. Es un género al que no soy muy asiduo y las pocas veces que me he asomado a sus páginas no ha sido con buen recuerdo. Crónicas marcianas tampoco supuso mi reconciliación la ciencia ficción, pero he de reconocer que algunos de sus relatos sí supieron captar mi atención. La pena es que no es un libro redondo para mí. Hay demasiados altibajos como para obtener una puntuación mayor.
Mejores libros
Mamen: este mes también me atreví con otro de mis grandes pendientes. Llevaba años pensando en leer Matar a un ruiseñor y en esta ocasión me servía para otro de los.puntos del reto, por lo que no me lo pensé. Gran elección. Es, sin duda, uno de las mejores novelas que he leído este año, con una protagonista que me acompañará en su inocencia y clarividencia para siempre.
Por último, en abril hice caso a los amigos de Twitter y leí por primera vez un ensayo de Zweig. Ya era mi autor favorito de ficción y, con este libro, se convirtió en mi autor favorito en general.
Javier: menos mal que el mes terminó con cometas en el cielo, una novela muy dura sobre la realidad en Afganistán. Una novela que llega por casualidad y deja una huella perenne. Su historia de amor y lealtad, así como la radiografía que realiza a un país permanentemente en guerra, son sus argumentos para enganchar de manera pasional al lector. Tengo que encontrar más novelas del autor para confirmar las expectativas tan altas que me creó este libro.