Publicado en Eventos, Exposiciones

Museo de objetos ordinarios ( Centro cívico actur)

Dando un pequeño paseo para hacer tiempo, pasamos por una pequeña exposición con un título muy sugestivo: museo de objetos ordinarios. Una exposición de pequeños objetos, cotidianos, usados, en su mayoría rotos, pero que condensaban la historia de una vida. Cada objeto estaba acompañado por una pequeña etiqueta, que siempre comenzaba de la misma forma: mi abuelo, el mío… ó mi abuela, la mía…

Cada una de esas etiquetas explicaban, con una sencilla frase, qué había significado para el donante del objeto su abuela o abuelo. Había evocaciones humorísticas, otras tristes, pero todas ellas reales y sentidas.

La idea es sencilla, pedir a los vecinos que se acerquen para donar objetos sencillos que sinteticen una idea de sus abuelos. Ellos mismos rellenan las etiquetas y automáticamente el objeto pasa a formar parte de la exposición. Sencillo y bonito.

Este es un proyecto de Imaquinaria, un colectivo que apuesta, como ellos mismos explican en su página web, por el poder transformador del teatro y las artes en general.

Podéis verla en el centro cívico Río Ebro. Edificio José Martí. Justo en la calle Alberto Duce, 2.

Una pequeña exposición, pero de un sentimiento muy grande.

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Una noche de perros (Hugh Laurie)

Siempre quedará la duda sobre si este libro se hubiera publicado en nuestro país sin contar con el éxito de la serie House. Aunque la trayectoria como actor de Hugh Laurie en Inglaterra era intachable, por estos lares no había pasado de ser un cómico que aparecía en series y películas de no mucha difusión. Pero ya que el destino tuvo a bien regalarnos a un médico cáustico e incisivo, aprovechemos la oportunidad de acercarnos a su novela.
Un argumento que no nos dejará con la boca abierta, puesto que Laurie enlaza todos los tópicos de la novela negra y de espías, construyendo una historia que atrapa hasta un final abrupto, lo más flojo de sus páginas. ¿Cómo puede ser una buena novela si explota los más manidos recursos de este tipo de novelas? La respuesta es sencilla: la fuerza de Una noche de perros (¿había necesidad de una traducción tan nefasta del título?) son sus diálogos. Una sucesión de conversaciones, un intercambio de pareceres con el más jugoso humor británico. Cada escena es un juego donde los protagonistas intercambian ironía y humor negro. 
La historia juega con giros inesperados, situaciones absurdas y escenas que homenajea las mejores novelas de Jonh Le Carré o Frédérick Forsyth. Quién sea lector habitual de estos autores podrá reconocerlos en muchos de sus pasajes.
Aunque es verdad que la historia no es lineal, jugando habitualmente con saltos inexplicables, la trama se sigue con facilidad. El autor nos lleva de la mano en un laberinto de giros inesperados y acción trepidante.
Un pero ya adelantado más arriba: el final es demasiado rápido, fácil incluso. La historia, este homenaje humorístico, quizá hubiera dado para más.
Pero quién soy yo para discutir con el Dr. House.