Publicado en Libros, Novela

Un hipster en la España vacía (Daniel Gascón)

El sentido del humor es, sin ninguna duda, el arma más poderosa con la que contamos. Por medio de él somos capaces de distorsionar la realidad para hacerla soportable, como ocurrió en los campos de exterminio de la Segunda Guerra Mundial, donde los prisioneros organizaban funciones intentando sobrellevar las horribles condiciones que tuvieron que soportar. 
Sin llegar al cariz dramático del Holocausto, en nuestro país somos magos e ilusionistas de un humor que convertimos en afiladas críticas sociales y políticas. Me imagino que esquivar la censura, da igual la época y el color, ha agudizado los recursos utilizados por los escritores en su camino para hacer reír en medio del caos, sin perder de vista la realidad que los rodeaba.
En esas estamos cuando leemos Un hipster en la España vacía, donde a través del protagonista, Kike, el autor nos presenta la realidad de un pueblo típico de nuestra geografía, aquejado por la despoblación y falta de futuro.
Las desventuras de nuestro hipster y su compañía son un cúmulo de despropósitos a mayor honra de una idea clara: la solución a la despoblación rural no pasará por ideas perpetradas por sujetos que no comprenden o no saben la historia y tradiciones de esa España vacía.
Con un estilo ágil y directo, la sucesión de situaciones hilarantes, con unos diálogos tan graciosos como mordaces, hace que las páginas pasen en un suspiro y siempre con la sonrisa en los labios. La ironía se palpa en cada frase de sus personajes. Hay fragmentos que parecen sacados de la vida real, pero de esos rincones más extravagantes y exagerados, esos que tienes que contar dos veces para que crean que son ciertos. Aquí se utilizan de una forma fantástica, acentuando el esperpento que se vive en ese pueblo de Aragón.
No hay tregua en sus capítulos y tramas, como si Gascón tuviera una chistera de donde salen, una tras otra, una infinita lista de personajes y situaciones que ponen el dedo en la llaga. Un ejercicio brillante del humor, en ocasiones me recordaba a Tom Sharpe, que consigue una novela divertida y mordaz.
Una gran recomendación que cuenta con una segunda parte que nos promete más sonrisas.