
Ayer terminé de leer El lamento del perezoso. Se trata de una novela en la que todo gira en torno a su protagonista. El objetivo del autor es mostrarnos cómo es y cómo se siente Andy, un hombre de mediana edad, especialista en literatura, que trata de sobrevivir mientras todo a su alrededor se derrumba: su mujer le abandonó hace un par de años, regenta un negocio de alquiler de inmuebles ruinoso, dirige una revista que no da beneficios, no se relaciona prácticamente con su familia y se ha quedado sin amigos ni vida social.
La ausencia de trama (en la novela prácticamente no pasa nada), el protagonista único (el resto de personajes no están más que dibujados, al fondo), las frecuentes incursiones al pasado, su obsesión por algunos temas… todo en esta novela nos lleva a pensar en el género de autoficción (aunque ignoro si el autor habla de sí mismo o ha inventado al personaje). Los que seáis lectores del blog ya sabréis que no soy fan de este género. Es más: huyo de él como del demonio y no suelo ser capaz de terminar ese tipo de libros.
Sin embargo, esta novela la he terminado en poco tiempo y tengo que decir que (salvo los pasajes de novela que supuestamente escribe el protagonista) no me ha aburrido en ningún momento. Dos son los ingredientes que añade Savage a su libro que no suelen estar en otros del estilo: la técnica y el humor.
El lamento del perezoso no se hace aburrido porque se presenta a través de distintos escritos que te van conformando la trama. Fundamentalmente son cartas que escribe el protagonista a distintos personajes y de las que no leemos las respuestas directamente, sino a través de nuevas cartas de Andy. Además, encontramos fragmentos de su diario, partes de la novela que está escribiendo e incluso listas de la compra. Un conjunto de escritos que reflejan el caos de la vida del protagonista.
Además, se trata de una novela bastante divertida. El protagonista recuerda en ciertos momentos a un protagonista de TBO, al que todo le va saliendo mal; en otros momentos, la ironía y la ruptura de algunas convenciones sociales te hacen sonreír constantemente.
El pobre Andy es un pequeño antiheroe que trata de sobrevivir a un mundo que no entiende. Le sobran los defectos y a veces dan ganas de pedirle que espabile, pero no puedes evitar cogerle cariño. La pericia de Savage ha conseguido, en definitiva, salvar todos los peligros de la novela de autoficción y construir un relato entretenido. No es un mérito menor.