Volvemos con uno de los reyes del best sellers. Pero lo hacemos con un libro muy diferente del El Gran robo del tren. Mientras ésta transcurría en la Inglaterra del siglo XIX, la novela de hoy nos lleva a plena guerra de los 100 años, en el siglo XIV. Con una particularidad: nuestros personajes son contemporáneos y viajan a través del tiempo para salvar al padre de uno de ellos.
Y, sorpresa, nos encontramos ante una novela muy bien ambientada. Digo sorpresa porque no suele ser muy habitual en libros de consumo rápido tener un nivel de calidad tan alto. Pero si por algo destaca Crichton es por imprimir en todos sus trabajos un trabajo de documentación excelso y minucioso.
Luego su estilo cinematográfico, donde sus diálogos son demasiado descriptivos, pueden lastrar la narración de la novela, pero no por ello deja de ser un libro ameno y divertido. Quien ya conozca al autor sabe que intenta darnos siempre lo que la trama precisa, aún a costa de simplificar ciertas situaciones. Es decir, en el caso particular de hoy, tenemos a nuestros protagonistas principales, que son un grupo de amigos de buenos ideales y mejores intenciones. Por el contrario, su enemigo es el paradigma de la maldad, y no hay matices grises , cada bando actúa según sus convicciones, sin importar la situación.
Pero aún siendo una simplificación importante en la novela, no deja Crichton de sorprendemos con un argumento ágil y entretenido.
Una novela para un descanso merecido y que nos entretenga sin más. Si además no cae en tópicos sobre la edad media, sino que trae un buen trabajo de documentación, pues mejor que mejor. Sin duda mucho mejor que su adaptación cinematográfica que si tropezó en todos los clichés posibles sobre caballeros y guerras medievales.