Hubo una época, muy triste en la memoria de Europa, en la cual las imágenes de la guerra en la antigua Yugoslavia eran noticia de portada en todos los telediarios de nuestro país. Un reportero destacaba por encima de todos los que cubrían el conflicto, aunque él siempre ha destacado el valor periodístico y humano de todos los reporteros de guerra que se desplazaron hasta allí.
Pérez Reverte, antes de ser académico, ya destacaba por su tono directo y sin complacencia, siempre mostrando la realidad sin censura.
Territorio Comanche es una pequeña novela que narra las acciones de unos reporteros de guerra, cámara y redactor, en busca de una noticia impactante: la voladura de un puente clave por parte de las tropas croatas.
Aunque me imagino que el término territorio comanche es conocido por muchos de nuestros lectores, me gustaría explicarlo para aquellos que lo desconocen, puesto que nos sitúa muy bien en la trama del libro: es el lugar donde el instinto te dice que tu vida ya no depende de ti y que lo más sensato es dar la vuelta.
Y es en esa franja de terreno donde conoceremos a esa raza de periodistas que van más allá de la cordura, poniendo en peligro su vida para que el resto de la sociedad apenas dediquemos una mirada de soslayo en el telediario de la noche.
Una novela cruda, sin filtros de corrección política, directa y muy humana. De eso tratan sus páginas; de seres humanos interactuando, intentando sobrevivir. No hay héroes sin mácula, puesto que no suele haber inocencia en la guerra. Pero Pérez Reverte consigue que suframos con los protagonistas y los sigamos hasta las últimas líneas con el corazón sobrecogido.
Una de esas novelas que, siendo muy duras, es de obligada lectura aún no siendo muy fan del autor.