Publicado en Libros, Relatos

Clavos rojos (Robert E. Howard)

Si digo que hubo un escritor a la altura de la imaginación de Tolkien posiblemente se alcen contra mí legiones de elfos, orcos y demás criaturas del fantástico mundo creado por el genio de Oxford. Aunque también cuento con la inestimable ayuda de Conan de Cimmeria, Sonya, Solomon Kane, etc…
Supongo que ya habrá lectores que habrán reconocido a los inmortales personajes nacidos de la pluma de Robert E. Howard, escritor de tan corta existencia como profusa producción. En los escasos 30 años de vida le dió para escribir cientos de relatos que iban desde la brujería al western, pasando por la ciencia ficción y el misterio. También fue un escritor de poemas, que si bien no estuvieron a la altura de sus relatos si dejaron entrever la fuerza de su escritura.
Hoy voy a hablaros de un relato, publicado postumamente y con una gran influencia posterior en numerosos escritores de novela gráfica y dibujantes. También  en las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de Conan de Cimmeria hay raíces que se hunden en las páginas de esta pequeña joya.
Clavos rojos nos sitúa en una edad incierta de la historia de la humanidad, la Hiborea, y encontramos al bárbaro en medio de una selva y entrando en una ciudad misteriosa y, aparentemente, pacífica. Lo que parece una pequeña pausa ,casi vacacional, antes de seguir su camino se convierte en una descarnada lucha por su vida y alma. Por sus páginas desfilan lo mejor de la creación de Howard, que siempre tuvo una imagen pesimista de la vida y los seres humanos. Pero en contraposición de esa mirada gris, dotó a sus protagonistas de un espíritu de lucha especial, que hacia de sus aventuras un canto a la vida. Porque eso es Conan, un hombre que disfruta abrazando la vida. En su credo no admite el acomodo o la aceptación, sino que siempre busca ir más allá y seguir descubriendo toda la alegría y el placer que se nos ofrece.
No puedo dejar de pensar hasta dónde hubiera llegado Howard si no hubiese puesto fin a su vida tan prematuramente. Su imaginación y su prosa se unían de una manera tan coordinada que es imposible adivinar que otras grandes maravillas habría escrito.
Su legado sigue estando vigente, sus historias inspiran y sus protagonistas siguen haciéndose hueco en las librerías de todo el mundo. Un hueco cada vez más grande.