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Let love rule (Lenny Kravitz)

Duele un poquito reconocer que en la actualidad Lenny Kravitz es más conocido por sus abdominales que por su música. Bueno, y para ser del todo sinceros, da bastante rabia verle con sus casi 60 años luciendo esa chocolatina… El caso es que sus últimos lanzamientos discográficos han pasado muy desapercibidos para el gran público y lo peor de todo, han dado razones a aquellos críticos que esgrimian que su música era copia de grandes como Hendrix, James Brown,etc…
Pero repasando su discografía perdemos la cuenta de las grandes canciones que nos ha legado, de los inolvidables rift de guitarra que han surgido de su talento y la capacidad asombrosa de fusionar estilos sin perder un ápice de su originalidad. Todo ello sabiendo que en sus discos ha sido él mismo quien ha tocado la mayoría de los instrumentos. Virtuosismo del que pocos músicos pueden presumir.
Hoy quería hablaros de su álbum de debut, quizá no el más conocido pero sin duda el mejor. La conjunción de rock, funk y soul en composiciones tan variadas como las que nos ofrece, merecen un sobresaliente lo miremos por donde lo miremos. Su música, tan mestiza como él , irrumpió a finales de los años 80 y consiguió llamar la atención siendo muy diferente a lo que sonaba por entonces. Sí, la palabra es diferente. Porque si escuchamos una sola canción podemos sacar similitudes con Michael Jackson, o si es una balada lo que ponemos en nuestro tocadiscos, seguro que se nos viene a la cabeza John Lennon. Pero el disco entero conforma un mosaico de músicas que no se habian juntado en un solo álbum; no con el éxito que tuvo Let love rule. Y hay que concederle que fue muy valiente, aparte de tener un talento descomunal, para enfrentarse a todo el mundo y hacernos vibrar con unos temas que ya forman parte de la historia de la música pero, que entonces, parecían un plagio de los grandes músicos americanos de los setenta y ochenta. Claro que esos mismos maestros se rindieron a Kravitz y comenzaron a trabajar con el, por algo sería.
Es el momento de subir el volumen, cerrar los ojos y disfrutar de este maravilloso álbum, homenaje a la música con mayúsculas.