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Las aventuras de Tintín (Hergé)

En dura pugna con Asterix por ocupar un lugar en mi corazón adolescente, ha estado siempre Tintín. El eterno joven, de pantalones bombachos y con Milú, un fox terrier adorable, siempre a su lado.
Hubo una época que quería ser periodista. Pero no un periodista cualquiera. Quería ser uno de esos que resolvia misterios, atrapaba a los malvados, viajaba por todo el mundo y nunca perdía la sonrisa, ni siquiera en las peores situaciones. Casi nada.
Con un elenco de acompañantes casi tan inolvidables como el propio Tintín, sus historias se enriquecian notablemente con esos personajes que ponían  siempre el contrapunto cómico a los álbumes.
Sin duda, mi preferido fué siempre el capitán Haddock. Un gruñón marinero pero incondicional amigo. Defensor de las injusticias y azote de los malvados.
Publicados durante décadas, los álbumes fueron evolucionando, a mejor, consolidando un fenomeno fan increíble. Sin duda, sus mejores trabajos llegaron en una segunda época, coincidiendo con el título de El secreto del unicornio y su segunda parte : El tesoro de Rackham el rojo. Sus guiones fueron ganando en calidad y complejidad. Y nuestro protagonista se hizo un poco más mayor. ¡Incluso perdió sus pantalones bombachos por otros de corte más clásico!
Un clásico, que nació hace más de 90 años y que sigue tan vigente como el primer día. Un personaje inolvidable que incansablemente me acompañó en mi juventud y sigue ahí, al pie del cañón.