
Las letras entornadas es un conjunto de ensayos, de un modo similar a como El Conde Lucanor es un conjunto de cuentos. En ambos casos, el diálogo de una pareja de personajes sirve de excusa para ir presentando los cuentos o los ensayos, dando así una imagen superficial de novela. El lector, sin embargo, reconoce en seguida el artificio.
En esta ocasión, los personajes que conversan son el propio autor y su alter ego, un anciano del que por no saber no conocemos ni su nombre (se presenta siempre como el Viejo). Aramburu va poniendo temas encima de la mesa, jueves a jueves, y el viejo le anima a continuar, lo que motiva que vayamos leyendo cada uno de los artículos de opinión elegidos.
Las similitudes entre el Conde Lucanor y este libro no se quedan ahí. Es cierto que la estructura de Las letras entornadas es mucho más simple (no se dan los juegos de muñecas rusas que tenemos en el clásico) y que la relación entre los personajes es menos estructural (el Viejo no demanda consejo, se limita a escuchar) pero en cierto modo el tono didáctico, el objetivo aleccionador se mantiene.
Aramburu, en esta colección de ensayos, nos habla un poco de todo. El tema del terrorismo de ETA aparece, pero no es el protagonista en absoluto de este libro. En realidad, podríamos decir que este conjunto de ensayos es, ante todo, un proyecto de fomento de la lectura. A pesar de que no solo habla de libros (trata temas variados, como la relación entre los padres y los hijos, el oficio de escritor, la relación con personas de carácter difícil o la naturaleza de la novela), la verdad es que todo acaba concluyendo siempre en alguna novela o colección de cuentos. A lo largo de sus páginas me he descubierto con ganas de releer ciertos libros o con la necesidad de conseguir la obra de algunos autores que hasta el momento no conocía.
Un libro absolutamente recomendable para los amantes de la literatura que les guste leer artículos de opinión. Ya sabéis lo bien que escribe Aramburu. Os podéis imaginar lo mucho que se disfruta leerle hablar de sus lecturas.