Este pequeño ensayo feminista de Beard me llegó a casa por correo en 2019 unos días antes de mi cumpleaños. Soy una persona afortunada, a la que sus amigos y en mayor medida sus amigas le abastecen de lecturas con las que celebrar los momentos importantes.
Desde que el mensajero se fue aquella mañana hasta hoy he releído varias veces este pequeño ensayo feminista. Es difícil no ser feminista para alguien como yo, que ha conseguido ser una persona autónoma, con una profesión interesante, cuando en la generación de nuestros padres una mujer no podía tomar decisiones importantes, como trabajar o comprar o vender posesiones sin el permiso efectivo de un hombre. Para nosotras, ser feministas es tan obvio que no creo que se pueda considerar siquiera una opción moral. Es simplemente una cuestión de mera justicia y memoria.
Para entrar en detalle del libro, este ensayo es una transcripción más o menos actualizada de dos conferencias de Beard: la primera trata el tema de la voz (pública) de las mujeres y la segunda de los sesgos de género relacionados con los puestos de poder. Como lingüista que soy, me interesa especialmente el primero de los capítulos, aunque entiendo que cobra sentido completo cuando se relaciona con el segundo.
¿Cuál es el estereotipo de persona con poder que tenemos como cultura? ¿Cómo imaginamos su voz, sus gestos, su indumentaria? ¿De dónde vienen estos estereotipos? ¿Con cuánta frecuencia nos acercamos a ellos cuando obtenemos algo de poder? Todas estas preguntas van más allá de un discurso «en contra de los hombres abusones». No se trata de eso. Todas esas preguntas hablan de mí, de nosotras. Porque más allá de que haya hombres machistas a los que les moleste que se oiga a las mujeres, lo más inquietante es cómo ese mismo trasfondo sexista se apodera todavía de nosotras y nos lleva a tomar determinadas decisiones.
Es un ensayo breve, brevísimo, que dibuja más que cuenta y que me hace replantearme mil cuestiones que a veces corren el peligro de ser vistas como superadas. La edición, además, es preciosa, llena de ilustraciones y muy cuidada. Un pequeño tesoro en forma de libro.