Comienza la semana de votaciones para la lectura de septiembre. Tenéis hasta el viernes para darle a “me gusta» a esta entrada. El fin de semana será la votación en Twitter. Más info aquí
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La opción de ensayo para el primer encuentro del club de lectura de #elsitiodemirecreo la hace @m_horno en vídeo. P. d. Este tweet es una corrección sobre el de esta mañana porque el video no estaba completo. pic.twitter.com/SqL2tcs1Ix
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Como tercera opción para el club de lectura #elsitiodemirecreo, @m_horno os va a presentar una gran novedad. Dentro vídeo. P. d. Este tweet es una corrección sobre el de esta mañana porque el video no estaba completo. pic.twitter.com/GniWa3GDum
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Viaje al centro de la tierra es uno de los grandes libros que leí en mi pubertad, en la pequeña biblioteca del colegio en la que pasaba todas las horas que podía. De aquella lectura no guardo muchos recuerdos, salvo una ligera sensación de claustrofobia y la necesidad de seguir leyendo. Se me quedó, eso sí, la certeza de que era una novela de aventuras formidable, uno de los grandes tesoros de mi infancia tardía.
Pero el motivo por el que a día de hoy adoro esta novela no es ese. Lo que la hace realmente especial es que hubo una relectura y que fue una de las últimas lecturas conjuntas que hice con mi hija, antes de que la adolescencia irrumpiera en nuestras vidas y lo modificara todo.
La idea fue suya, aunque no dudo de que sabía que me iba a hacer ilusión. La buscamos entre los títulos de novelas juveniles de las estanterías del salón y ahí estaba, esperándonos.
En esta relectura, tengo que reconocer que el principio se me hizo un poco pesado. Parecía que no iba a llegar nunca el momento en el que entrarían, por fin, al interior de la tierra. Miraba a mi hija buscando impaciencia o cansancio, pero no encontraba nada de eso. El problema era mío y las ganas de que comenzara la verdadera aventura. Desde mi perspectiva de adulta, el libro se vuelve realmente interesante a la mitad y el final es sencillamente impresionante. No me extraña el recuerdo maravilloso que había guardado de ella.
Si tenéis preadolescentes en casa, aprovechad el tiempo y leed con ellos a Verne. El tiempo vuela y en nada estaréis echando de menos estas lecturas.