Publicado en Libros, Novela

American psycho (Bret Easton Ellis)

La premisa era fantástica. Escribir una novela sobre una persona que sufre psicosis, hacerlo en primera persona para rodearla de credibilidad y no ahorrarse ningún detalle por escabroso o crudo que fuera. A priori eran buenos mimbres. Su autor, el escritor más destacado de la generación X, se encargó de hacer una campaña de publicidad donde ponía de relieve el esfuerzo y el dolor que le generó plasmar la vida del asesino.

¿Qué falla para que al final la novela sea una sucesión de listados de ropa, colonias, cantantes, formas cruentas de matar, etc…, sin que el lector vea a donde lleva esa lectura?

No hay ritmo es su narración. La pretensión de Ellis es reflejar el caos en la mente del protagonista. Pero fracasa al romper la narración, al desarrollar páginas y páginas que más parecen el catálogo de moda de un centro comercial. Es cierto que no podemos exigir lógica si estamos leyendo sobre la locura. Pero no es menos cierto que podemos encontrar otras obras que sí consiguen adentrarnos en la mente de quien la padece. E incluso que podamos sentir empatia. Pero esto nunca llega a suceder con Patrick Bateman, nuestro asesino. Solo queremos que deje de pensar y miramos con pasividad los largos e interminables parrafos dedicados a detallar listas y más listas.

La brutalidad y lo detallado de lo asesinatos que perpetra el protagonista de hoy no aporta nada más allá de la constante reiteración en su brutalidad e imaginación aplicada a matar de la forma más cruel posible.

La utilización de un lenguaje procaz, que busca provocar la incomodidad del lector es posiblemente uno de los pocos logros del autor. Porque esa es sinceramente la sensación que prevalece hasta la última página. La mezcla de los aromas de los perfumes con la sangre que fluye descontrolada, los gritos de las víctimas ocultos bajo los monólogos sin sentido de Bateman, un ambiente de lujo que enmascara el horror. Todo confluye para que terminar el libro sea un pequeño triunfo de nuestra cordura.

Un éxito de ventas que nunca llegué a entender.